Me llamo Ana Belén, vivo en Villasobroso (Pontevedra) y soy superviviente de abuso sexual infantil (ASI). Como ocurre con la mayoría de víctimas de ASI, durante muchos años había bloqueado todos esos recuerdos, es un mecanismo de supervivencia. Pero por mucho que se bloqueen, estos traumas dejan huella y afectan a nuestro día a día sin darnos cuenta.

En mi caso, empecé a tener trastorno por estrés postraumático cuando tuve a mis dos hijos. El hecho de cuidar de mis hijos hizo que recordara momentos de mi infancia, y fue así como empecé a recordar todos los abusos que había sufrido desde los tres años. La última vez que estuve ingresada por un brote (tengo trastorno de identidad disociativo) estuve haciendo memoria y, repasando, concluí que eran en total 13 personas las que habían abusado de mí.

De estas 13 personas, llegué a denunciar a dos, y la verdad es que eso me ayudó mucho a seguir adelante. Me costó muchísimo tomar la decisión, porque algo que caracteriza mucho a las víctimas de ASI es el sentimiento de culpa, y pensaba que denunciando me sentiría cuestionada y juzgada. Sin embargo, fue todo lo contrario: me sentí comprendida y acompañada.

Creo que cualquier víctima de ASI debería tener el derecho a denunciar en cualquier momento de su vida, ya tenga 20, 50 o 70 años. No hablo de denunciar en el sentido de venganza, sino más bien como una forma de defenderse y una ayuda para pasar página, o al menos sanar un poco las heridas ya hechas.

Desde hace poco, con la nueva Ley de Protección de la Infancia, los delitos por ASI no prescriben hasta que la víctima tenga 50 años. Es una buena noticia, pero creo que no es suficiente. Estos tipos de delitos no deberían prescribir nunca, como en Reino Unido, Argentina, y algunos estados de Estados Unidos.

Es por ello que quiero dirigirme a los miembros del Parlamento de Galicia, ya que soy de Galicia y son mis representantes en dicha cámara, para que los delitos por abuso sexual infantil no prescriban nunca, por mucho tiempo que haya pasado.

Creo que uno de los principales problemas del ASI es que sigue siendo un tema tabú. Si no hablamos de ello, si lo silenciamos, no dejará de ocurrir, más bien al contrario: más difícil será prevenirlo o detectarlo a tiempo, y más difícil será ofrecer un acompañamiento a las víctimas. Por eso es también muy importante trabajar en la prevención, tanto en casa como en los colegios. Espero que todo esto poco a poco vaya cambiando.