Mi hija ha comenzado un gran cambio escolar en el instituto con muchas dificultades. Su entorno y sus amigos no son los que conocía hace años en el colegio, los que le daban confianza y seguridad al entenderla. Está viviendo una realidad muy negativa que afecta a su calidad de vida porque el sistema no tiene en cuenta el autismo en la educación secundaria.

Ya el equipo de educación especial, del centro al que ha ido todos estos últimos años, nos aconsejó que lo ideal fuese que pudiera continuar con sus compañeros en el centro adscrito, pero como este no contaba con los recursos necesarios que necesita Ana para seguir avanzando, nos hemos visto en la obligación de buscar un instituto que cuente con plazas específicas para alumnos con autismo que es totalmente nuevo para ella y para nosotros. 

¿Por qué cuando llegan a la ESO parece que los alumnos con TEA no pueden seguir recibiendo los mismos apoyos que en primaria? ¿Se creen acaso que el autismo desaparece? Ellos siguen necesitando el mismo número de terapias privadas que costeamos desde la economía familiar. 

Por ello realizamos este llamamiento a las instituciones, para que tengan en cuenta que los alumnos con Trastorno del espectro Autista no deben ser atendidos como estudiantes con refuerzo escolar, sino como alumnado TEA que necesitan una metodología concreta para continuar con su formación.  No un programa de mejora del rendimiento escolar. 

El deber de Educación es velar por su estabilidad educativa y emocional, en la que las familias estemos tranquilas por dejar a nuestros hijos en manos de profesionales, en un entorno seguro y estable, para que puedan ser felices aprendiendo y se sientan arropado por sus compañeros en esta nueva etapa educativa.

Esta en la verdadera inclusión educativa, la que consiste en proporcionar los apoyos que precisa cada alumno con necesidades especiales. Con entendimiento, ayuda y comprensión.