Pregunta para Parlamento de Andalucía
Soy Ana, sufrí acoso escolar desde los 10 años y nadie hizo nada para evitarlo. ¿Cuándo se llevarán a cabo protocolos contra el acoso escolar reales y obligatorios en todos los centros?
Me llamo Ana, tengo 23 años y sufrí acoso durante mi etapa escolar desde que tenía 10 años. Lejos de mejorar, esta situación no hizo más que agravarse en el instituto. Creo que en general se pone mucho más el foco en las víctimas que en prevenir el acoso por parte del acosador o identificar de dónde proviene ese problema. ¿Cuándo se llevará a cabo un protocolo contra el acoso escolar real y obligatorio en todos los centros para identificar estas situaciones como es debido?
Recuerdo que durante mi etapa escolar los niños y niñas fueron muy crueles conmigo. Siempre me han hecho sentir desplazada del grupo, sentir que no encajaba con nadie. En el colegio llegué a tener una amiga, aunque luego no nos veíamos fuera del centro porque yo apenas salía.
En clase se burlaban de mí porque llevaba gafas y tenía los dientes muy mal. Me llamaban “gafotas” y “paletas”. Casi siempre llegaba a mi casa llorando, aunque mis padres intentaban quitarle hierro al asunto y me decían que no les hiciera caso que ya se cansarían. Por desgracia no fue así. Todos los días eran iguales, ir al colegio se convirtió en un infierno para mí, ya estaba acostumbrada y sabía lo que me esperaba al llegar. A pesar de esto nunca dejé de ir a clase, para mí se convirtió en rutina, ni siquiera pensaba que sufría acoso por aquel entonces.
Los profesores conocían mi situación porque yo contaba las cosas cada vez que me hacían algo, pero nunca hicieron nada por ayudarme, su respuesta siempre fue “no les hagas caso, que te entre por un oído y te salga por el otro”. Muchas veces yo ni siquiera les decía nada porque lo llegué a ver normal. Como nadie lo trataba como un caso de acoso yo dejé de verlo así, lo convertí en rutina.
Cuando llegué al instituto la cosa aún fue peor. Un grupo de niños la tomó conmigo y me intimidaban siempre que podían. Me acorralaban por los pasillos, me perseguían e incluso venían a mi aula en los cambios de clase o en el recreo y se quedaban quietos mirándome, intentando aterrorizarme o cuchicheando sobre mí entre risas.
Llegó a tal punto que cuando veía a estos niños por la calle volvía corriendo a mi casa para que ellos no me vieran. El miedo me ha tenido paralizada durante mucho tiempo, esto es algo que ningún niño o niña debería vivir nunca.
Yo nunca supe defenderme, hacía como que lo ignoraba, pero realmente me destrozaba por dentro. Esto ha hecho que sienta un rechazo social enorme en todos los ámbitos de mi vida. Para mí también fue difícil relacionarme con el resto de compañeros y compañeras que aunque no me agredieran verbalmente fueron cómplices de todo el acoso que sufrí.
Conmigo no han podido, pero existen cientos de casos en los que el acoso acaba en tragedia. Muchos niños y niñas se suicidan por este motivo. El principal problema es que en las charlas que se ofrecen en los colegios en institutos nos enseñan mucho a “ser valientes” y a “denunciar el acoso”, pero después no hacen nada. ¿Por qué no dejamos de poner el foco en la víctima y lo ponemos en el acosador? ¿Por qué no enseñamos a no acosar? Creo que contar que te insultan, que se burlan de ti o que te agreden es más fácil que tener el valor de admitir que estás haciendo daño a alguien.
Por todo esto quiero pedir al Parlamento de Andalucía que tome medidas reales para identificar y frenar el acoso escolar, mediante protocolos obligatorios e igualitarios para todos los centros escolares. El acoso no es “una cosa de niños”, el acoso te puede destrozar la vida. Conmigo no han podido, pero con muchos sí, ayudemos a frenarlo.