Mi nombre es Ana y creo que hay una fuerte contradicción entre los valores que supuestamente hay en los colegios e institutos y los que se promueven realmente. Nos dicen que es importante ayudar a los compañeros, compartir y cooperar en grupo, pero la realidad es que hay mucha rivalidad y competencia. 

Algunos creen que la educación solo nos tiene que preparar para el mundo laboral, pero en mi opinión, un sitio donde pasamos la mayoría de nuestro tiempo desde la infancia debe educar más allá de ese fin.

El sistema educativo debería de adaptarse al tiempo en el que vivimos. Actualmente los contenidos están desfasados, aprendemos lo mismo que enseñaban a nuestros padres y eso hace que los alumnos no estén motivados. El temario no representa los problemas y preocupaciones actuales y cada vez hay más abandono escolar por el rechazo a una materia que a los adolescentes de hoy en día no les va a servir de nada en su futuro. 

Además, lejos de adoptar un espíritu cooperativo, seguimos compitiendo por ver quiénes sacan las mejores notas, quién entra al grado universitario deseado o quien se queda fuera. Al final todo esto provoca estrés y ansiedad incluso en los niños y niñas más pequeños. 

Este afán por ser el mejor continuamente se ha convertido en muchos casos en un gran potencial para el acoso escolar hacia aquel que saca peores notas, tarda más en entender los ejercicios o va más lento en las clases de gimnasia. Todo esto acaba creando un espacio favorable para la exclusión y discriminación de los grupos más vulnerables.

Igual que las leyes van cambiando, la materia educativa también debe hacerlo. Deberíamos de plantear una gran reforma para mejorar esto.

Por otro lado, cada vez hay un mayor número de alumnos por clase y eso, no solo dificulta el trabajo al profesorado sino también a los alumnos que no reciben una atención adecuada. Si hay 30 alumnos por clase es normal que la mitad no se enteren de la materia o que algunos pasen desapercibidos. Al final hay niños o niñas que entran y se sientan al final de la clase y nadie les pregunta o se preocupa por si están entendiendo o no los ejercicios. 

Se ha demostrado que la bajada de ratios mejora notablemente el rendimiento académico, ¿por qué no imitamos a otros países de todo el mundo y actuamos para cambiar el sistema?

Por todo esto, me gustaría dirigirme a las Cortes Valencianas para pedir que tomen medidas en el asunto y trabajen para reformar el sistema educativo, inculcando valores como la igualdad y el respeto y rechazando otros como la competitividad y las burlas. Actualmente, las horas que pasamos en clase no son equivalentes con los contenidos aprendidos. Actuemos para cambiar esto.