Pregunta para Asamblea de Madrid

La educación sexual no debería ser opcional ¿Cómo habría sido tu vida si hubieras tenido acceso a una educación sexual de calidad?

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Mi nombre es Andrea Martínez y soy de Santander, aunque vivo en Madrid. Estudié Psicología y he hecho un máster en Psicología clínica y otro en Sexología.

Me especialicé en sexualidad, entre otros motivos, porque yo no tuve educación sexual. Cuando en el colegio tocaba el tema de "La Reproducción Humana", la profesora cerró el libro y nos dijo: "Esto, que os lo expliquen vuestros padres". Mi madre y mi padre hicieron lo que pudieron con su mejor intención pero, evidentemente, no son especialistas.

Desde entonces el tema de la educación sexual me ha interesado. Ya de adulta, vi que siendo psicóloga me llegaban muchas personas con problemas sexológicos y la mayoría eran a causa de no haber tenido una buena educación sexual.

Al cabo de estar unos años en Madrid y conocer algunas asociaciones como COGAM, con la que colaboro actualmente, me di cuenta de que la educación es fundamental. En mi trabajo suelo tratar con población adulta mientras que con la asociación voy a colegios a impartir talleres contra el acoso escolar LGTBIfóbico.

Me metí de voluntaria en estos talleres porque, por una parte, cuando estaba estudiando el máster de Psicología clínica tuvimos unas prácticas en la clínica de la facultad, y nos llegó un caso de una persona trans con una depresión muy grave. Nos dimos cuenta de que no teníamos ni idea sobre las vivencias de las personas trans y empezamos a formarnos por nuestra cuenta. Ahí, nos dimos cuenta de que este tipo de formación no se impartía y de lo mucho que desconocemos sus realidades.

Luego, cuando empecé a trabajar, me llegó otro caso de una persona trans que estaba sufriendo acoso laboral. En ese momento yo me vi limitada en mis funciones como terapeuta porque me enfrentaba a un sistema que está agrediendo y oprimiendo a un colectivo, así que decidí seguir formándome y colaborar por mi cuenta para poder dar una mejor atención.

Ha habido muchas acusaciones de que desde los talleres nos dedicamos a implantar ideas extrañas en las cabezas de los niños y niñas, y esto ha sido un verdadero problema. Me preocupa que se impida llevar a cabo esa labor que hacemos en los institutos y en los colegios. También me preocupa toda esa gente, que luego va a necesitar tener que acudir a terapia por no haber tenido esa educación sexual integral e inclusiva.

A día de hoy me contactan a diario muchas chicas preocupadas por si han podido quedarse embarazadas y, con preguntarles un poco, me doy cuenta de que muchas de ellas han tenido relaciones sexuales bajo presión de sus parejas porque nadie les ha hablado de los Derechos Sexuales.

La educación sexual es un derecho fundamental, no deja de ser un derecho humano. Es una información más que lxs menores tienen derecho a saber, no es cuestión de ideologías. En las aulas siempre hay algún grupo que está ya concienciado, pero por otro lado también hay chicos que muestran una masculinidad muy hegemónica, con actitudes machistas y LGTBIfobas. El problema es que no hay una educación que hable de género, consentimiento, diversidad...

Pero también tenemos la cuestión del profesorado y de los grupos de madres y padres. Normalmente, sólo acuden a estas charlas el grupo que ya está concienciado sobre estas temáticas, las personas a las que igual más necesitamos llegar no vienen. Esto ocurre porque las formaciones no dejan de ser optativas.

Por eso le pido a la Asamblea de Madrid que apueste por una educación sexual digna e inclusiva y que no sea opcional. La información es la base para que en el futuro no haya problemas. Estamos negándole a nuestrxs menores el derecho a la información.

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