Hasta la fecha creo que UPYD ha sido un ejemplo de coherencia y hemos cumplido todas y cada una de nuestras promesas electorales. A nuestras iniciativas parlamentarias me remito y a nuestra incansable actuación contra la corrupción y los privilegios. Nuestros diputados han publicado sus nóminas, han rendido cuenta de sus gastos, renunciando a coches oficiales, a invitaciones a palcos varios, e incluso hemos llegado a entregar a causas sociales parte del sueldo de nuestros cargos públicos (como hicieron los concejales vecinos de Madrid).

Ahora bien, si lo que preguntas es si el programa electoral ha de ser como un contrato (en el sentido jurídico del término), es decir, vinculante legalmente, pues creo que ello no es posible, pues muchas de las propuestas dependen de que sean presupuestariamente posibles. Otras no, por supuesto, y es verdad que tenemos la sensación constante de que nos engañan, pero ahí es donde tiene que estar la exigencia ciudadana de no volver a votar a mentirosos. No hay otra. Seamos exigentes y no perdonemos las mentiras y los engaños y valoremos a los políticos solo por sus hechos.