Pregunta para Asamblea Regional de Murcia
Gracias a los tratamientos derivados de la investigación, he superado un cáncer de mama con mal pronóstico. ¿Por qué no se le destinan más recursos a visibilizar la importancia de la investigación y a potenciarla?
Me llamo Ángeles y vivo en Murcia. Hace cuatro años me detecté un bultito en el pecho. Fue haciéndome una autoexploración. Noté una masa que se asimilaba a un garbanzo y que estaba localizado a la parte baja del pecho; tocando a las costillas. De entrada pensé que se podía tratar de muchas cosas y decidí esperar una semana para ver si cuando hubiera pasado la época de ovulación se me habría quitado. No fue así, así que decidí pedir cita con el ginecólogo. Me palpó y me dijo que no se trataba de nada preocupante, que seguramente sería un fibroadenoma benigno. Yo no me quedé tranquila y le dije que quería que me hicieran una mamografía. Después de hacérmela ya me citaron para el día siguiente realizarme una punción de urgencia. Después de unos días me indicaron que presentaba un carcinoma ductal infiltrante.
Fui al hospital con el diagnóstico y allí me hicieron otras pruebas para analizar el tumor en profundidad, determinar la tipología exacta y definir un tratamiento. No me dieron un buen pronóstico pero depositaron las esperanzas en el tratamiento de inmunoterapia. Empecé con un tratamiento de quimioterapia compuesto de seis sesiones. La intención era reducir el tamaño del tumor antes de la operación y aunque logré el objetivo, este período de tiempo lo pasé muy mal. Tuve dolores continuos, vómitos, etc. Además llegó un momento que debido a que la quimioterapia es acumulativa, ya no me recuperaba entre sesión y sesión.
Igualmente, hay que destacar que cuando estaba en la tercera sesión de quimioterapia me hicieron una prueba para ver si el tratamiento estaba funcionando y me anunciaron que el tumor, que había llegado a medir 1'9 cm, ya no se veía. Después de esto, me practicaron una operación quirúrgica conservadora de mama y me quitaron todos los ganglios de la axila porque estaban afectados. Esto comportó que perdiera movilidad, sensibilidad, que apareciera la posibilidad de desarrollar un linfedema, etc. La recuperación después de la operación fue, también, bastante dura debido a los efectos de la intervención en la axila. Finalmente, me dieron entre 30 y 40 sesiones de radioterapia. Al mismo tiempo que me hacían estos tratamientos, recibía inmunoterapia y seguí recibiéndola hasta un año después de haber acabado la quimioterapia.
Mi pronóstico inicial frente el cáncer que padecía era malo, pero a medida que me iba sometiendo a los tratamientos que los médicos me practicaban iba recibiendo buenas noticias. Todo esto es gracias a toda la investigación que se ha hecho sobre esta patología. Es por esto que me dirijo a los políticos de la Asamblea Regional de Murcia, ya que son quienes me representan, para incidir en la necesidad de seguir invirtiendo a favor de la investigación. Si yo hubiera padecido la misma enfermedad 20 años antes, a lo mejor me hubiera quedado con el mal pronóstico y no me hubiera podido curar: ¿Por qué no se le destinan más recursos a visibilizar la importancia de la investigación y a potenciarla?