Pregunta para Parlamento de Galicia
Todavía arrastro problemas de salud mental relacionados con el acoso que sufrí cuando era pequeña ¿Por qué no se conciencia en los colegios sobre sus consecuencias?
Soy Angi, tengo 27 años y llevo sufriendo problemas de salud mental desde que iba al colegio. En parte todo esto viene provocado por el acoso escolar que recibí debido a mi físico. Los insultos y las burlas diarias llegaron a hacer que me obsesionara con mi peso hasta empezar a mantener una relación insana con la comida. Finalmente acabé por cambiarme de centro ¿Por qué no se conciencia en los colegios sobre las consecuencias que puede tener el acoso escolar?
Desde muy pequeña se metían conmigo por mi peso. Esto pronto empezó a calar hondo en mi cabeza y poco a poco empecé a obsesionarme con la comida. Sin embargo, hasta mi etapa en el instituto nadie se dio cuenta del problema así que pasé años sin acudir a ningún profesional para tratarme. Cuando fui al médico mi salud pedía ayuda a gritos. Perdí muchos kilos en poco tiempo, se me empezó a caer el pelo y dejé de tener la menstruación. Aún así, no llegaron a darme un diagnóstico claro. Me dijeron que tenía anemia y que mis problemas alimenticios posiblemente tuvieran que ver con la edad en la que estaba: “la obsesión con el físico es algo normal cuando son tan jóvenes”.
Logré salir de aquello yo sola sin ayuda psicológica o psiquiátrica. Empecé a comer arroz y manzana para mejorar sin riesgo de volver a engordar y poco a poco fui subiendo de peso. Llegué a normalizar mi estado, al igual que normalicé el acoso. Nadie en el centro hizo nada para ayudarme así que pensaba que era normal que se metieran conmigo por estar “gorda”.
Todavía en el instituto, con unos 15 años, sufrí también una relación de pareja muy tóxica en la que fui maltratada física y psicológicamente. En ese momento yo era muy insegura, por fin sentía que le gustaba a alguien y me convertí en una persona totalmente dependiente de él.
Cuando logré salir de ahí y parecía que todo en mi vida empezaba a ir bien comencé a tener ataques de ansiedad y por fin fui al médico de la Seguridad Social en busca de ayuda psicológica. Allí me dijeron que llevaba años arrastrando la ansiedad y depresión y me recetaron antidepresivos, pero no me derivaron a una terapia psicológica. Solo con la medicación que tenía que tomarme por la mañana ya me quedaba dormidísima. En ese momento, estaba trabajando y estudiando a la vez y no podía permitirme pasar así el día. Empecé a vivir por inercia, todo me daba igual, no era capaz de sentir nada. Más tarde, empecé también con los vértigos y me convertí en una persona muy insegura. Me condicionaba totalmente tanto en el trabajo como en mi día a día.
Intenté hacer frente a todo esto yo sola administrándome la medicación conforme sentía que me provocaba un mejor efecto y poco a poco mejoré. Pero llegó la pandemia y el mundo se me volvió a caer encima. Tras la cuarentena decidí ir a un psicólogo privado que al menos me dio unas pautas para entender todo lo que me pasaba, pero debido al coste económico tuve que dejarlo.
Actualmente voy a terapia por la Seguridad Social. Todavía no me han podido dar cita en el psiquiatra porque tras la pandemia, están desbordados. Las listas de espera superan los siete meses y yo no puedo esperar tanto, así que por el momento voy solo al psicólogo y tomo la medicación que me receta mi médico.
Toda mi vida ha estado condicionada por los problemas de salud mental que en parte son debidos al acoso escolar que sufrí de pequeña. Todavía hoy en día me cuesta integrarme en algún grupo cuando voy a hacer un curso o un ciclo formativo porque tengo pánico al rechazo. Por todo esto me gustaría pedir al Parlamento de Galicia que pongan herramientas en los centros escolares para concienciar sobre las consecuencias del acoso. Este es un problema que afecta a más personas cada día y debe de tratarse con prioridad.