Pregunta para Europarlamento
Las aparadoras del calzado exigimos los derechos que se nos han negado durante décadas, ¿cuándo se nos va a reconocer?
Las aparadoras del calzado llevamos más de 5 décadas trabajando en la sombra, bajo una precariedad laboral que junta género y clase para explotarnos. Estas condiciones de trabajo nos han dejado secuelas tanto en la salud física como en la mental.
Hablamos de mujeres porque, según datos del INE, un tercio de los puestos de trabajo de la industria del calzado lo ocupamos nosotras, aunque este dato se queda muy atrás, pues en la práctica los números son mayores. La historia de la manufactura de zapatos en España es una historia de generaciones y generaciones de madres, abuelas e hijas ocultas en sus casas o en talleres, trabajando jornadas enteras, sin contratos y sin seguridad social.
Además de trabajar para salir adelante, hemos tenido que encargarnos de nuestras familias, lo que a muchas no les deja opción a protestar o a plantearse parar. En las casas no hay sindicatos; en la desunión está la fuerza de quienes nos explotan.
Existe un convenio del calzado, pero sólo sobre el papel. La realidad es que llevamos toda la vida trabajando en nuestras casas, cobrando de manera irregular y sin acceso a ningún tipo de prestación. Las aparadoras pagamos la electricidad, los materiales y las reparaciones de nuestras máquinas. Trabajamos durante horas para poder sacar la faena en el menor tiempo posible, pues la competencia nos ahoga, tanto que no llegamos a cobrar ni 2€ por hora trabajada. Y pese a todo esto, seguimos trabajando hasta que el cuerpo nos dice basta, ya que sin haber cotizado apenas, nos preguntamos si podremos jubilarnos y de que vamos a vivir si lo hacemos.
Esta situación lleva siendo así décadas, pero ha llegado a su límite tras la pandemia. Al no tener contrato ni estar regularizadas, muchas de nosotras no nos hemos podido acoger a ERTES ni a ayudas de ningún tipo. Este ha sido el punto de inflexión para las miles de aparadoras que nos estamos organizando y que tenemos claro que no queremos volver a pasar por lo mismo.
Queremos ser valoradas y reconocidas, que se acabe la invisibilidad de nuestro trabajo y se reconozca nuestra labor tanto a nivel económico como social. El Estado nos debe vidas y vidas de sacrificio, es hora de que nos recompense por todo lo que hemos y seguimos viviendo. Las aparadoras exigimos una vida digna y vamos a luchar para que esta situación no se repita, ni en nuestro sector ni en ningún otro. #Siyoparotúnoandas