Pregunta para Congreso de los diputados
La violencia obstétrica es la violencia de género que sufren las mujeres durante el embarazo y el parto: ¿Cuándo se reconocerá como agravante en la Ley?
Mi nombre es Ascensión Gómez y soy mujer, madre, matrona y fisioterapeuta. Abandero esta lucha, que es de todas, por la regulación de la violencia obstétrica como lo que es: Violencia de Género.
La violencia obstétrica es una violencia de género que se da en el entorno obstétrico, es decir, alrededor del embarazo, el parto y el posparto. Precisamente, en ese momento la mujer se encuentra más vulnerable. La violencia está en el cómo se llevan a cabo algunas técnicas, en el correcto uso e indicación de las mismas, así como la falta de consentimiento informado de cada una de ellas. En definitiva, es la falta de respeto y el maltrato durante la atención del embarazo, parto y puerperio en los centros sanitarios.
Muchas veces, el argumento implícito -y falso- de este modo de actuar es que sometiendo a la madre a la autoridad médica, se protege a las criaturas. Es decir, se juega con el miedo de la mujer sobre la vida o muerte de su bebé. Se ejerce violencia porque no se está informando; se está coaccionando. Toda intervención tiene riesgos y beneficios, pero hay que informar de todos ellos, teniendo en cuenta que la decisión final siempre está en la mujer.
A la mujer se la infantiliza y se la toma por tonta. Entramos en un contexto en el que la mujer no cuestiona y los sanitarios no informan de por qué se realiza una u otra intervención. La violencia obstétrica también es dar por hecho que la mujer no entiende y, por lo tanto, no tiene por qué saber qué se le va a hacer a nivel médico.
La Organización Mundial de la Salud instó a los gobiernos, en 2014, a que investigasen y diseñasen programas de protección frente a este tipo de violencia que se da en todo el mundo.
“Muchas mujeres sufren un trato irrespetuoso y ofensivo durante el parto en centros de salud, que no solo viola los derechos de las mujeres a una atención respetuosa, sino que también amenaza sus derechos a la vida, la salud y la integridad física”
A día de hoy, existe una regulación en países como Venezuela o Argentina. Pero en España todavía no está regulado. En la ley, se contempla la mala praxis profesional pero, el concepto de violencia obstétrica, como tal, no existe.
De hecho, el año pasado, el Comité para la eliminación de la Discriminación de la Mujer de la ONU, consideraron que una mujer en España fue sometida a intervenciones médicas innecesarias durante el parto de su hija: fue víctima de violencia obstétrica. La Vicepresidenta del Comité, declaró que “las mujeres no deberían experimentar un trato abusivo y discriminatorio durante el parto”.
España está sancionada por la ONU por las conductas de violencia obstétrica y por no vigilar esta forma de violencia hacia las mujeres. Incluso con la sentencia de la ONU sigue siendo muy invisible.
Los datos hablan por sí mismos. En un artículo descriptivo retrospectivo sobre la percepción de las mujeres con la atención que recibieron en el parto entre Enero 2018 y Junio 2019 con una muestra de 17,541 cuestionarios, un 83,4% manifestaron que los profesionales que las atendieron no les pidieron consentimiento informado.
Y si nos fijamos en los datos objetivos, las tasas de cesáreas, episiotomías y partos instrumenales en España quedan muy lejos de las recomendaciones de lo que la OMS considera máximos tolerables.
Políticos del Congreso de los Diputados, estoy dispuesta a responder sus cuestiones cuando aborden la necesaria regulación de la violencia obstétrica, ¿cuándo se pondrán manos a la obra?