Pregunta para Parlamento de Catalunya
¿Por qué se sigue tomando en cuenta el color de piel cuando se quiere arrendar un piso en España? El racismo es evidente
Mi nombre es Bamari Drammeh. Vivo en Olot, Cataluña, tengo 30 años y soy activista antirracista y por los derechos humanos.
Mi lucha por una vivienda digna empezó cuando me di cuenta de lo que pasaba. A los 23 años, ya con un trabajo estable, busqué emanciparme y conseguir un lugar para vivir solo. Vi una oferta de vivienda que se ajustaba a mi presupuesto y me puse en contacto con la inmobiliaria.
No pusieron ninguna restricción cuando hablé con ellos y me dijeron que vaya a su oficina. Los llamé para confirmar el mismo día y me dijeron que sí, que todo estaba en orden. Al llegar a sus oficinas, me vieron y me dijeron que la vivienda ya estaba alquilada, a pesar que me habían confirmado su disponibilidad 30 minutos antes.
Salí de ahí muy indiferente porque pensé que había sido mi mala suerte, pero semanas después hablé de esto con otros compañeros y, ante mi sorpresa, me dijeron que les había pasado lo mismo. Es así que decidimos reunirnos para compartir nuestras experiencias. Nos dimos cuenta que éramos racializados y que era necesario hacer ruido al respecto.
Creamos una plataforma llamada “Stop Racisme Lloguers” para denunciar estos actos y yo llegué a salir en televisión para hablar del caso de Olot, en donde el racismo impide que encontremos vivienda. Se trato de encubrir, pero finalmente aceptaron que existía un sistema de alquileres que tenía al racismo como un obstáculo.
Cuando busqué un piso con mi pareja estábamos muy convencidos que el propietario nos iba a decir que no cuando viera nuestro color de piel; eso no les pasa a una pareja blanca. Seguro una pareja blanca irán felices e ilusionados a ver una casa, algo que no pasa con personas negras. Por suerte no fue el caso. Hay buenos propietarios, pero son muy pocos.
El problema no es económico, el problema es cultural. Los estereotipos y prejuicios impiden que personas negras accedan no solo a viviendas, sino que también estas tengan una calidad mínima.
Muchas veces si accedes a una vivienda, no son viviendas en buenas condiciones. Hay muchos jóvenes raciaizados que nacen, crecen y hacen su vida adulta en el mismo barrio porque no tienen posibilidad de salir: se termina convirtiendo en un guetto. No te dejan salir a otros barrios, incluso si las puedes pagar porque te ponen muchas barreras que no aparecen cuando las personas que buscan alquilar son blancas.
También tenemos esta visión de que sin techo es esta persona que vive en la calle, pero también engloba a estas personas que viven en un piso en situaciones desagradables. Es complicado de abordar todo esto.
Yo no voy a dejar de protestar y levantar la voz hasta que esta situación se pueda corregir. Es por eso que junto a Osoigo quiero que se conozca la precariedad en la que nos ponen solo por nuestro color de piel. Hay que decirle basta a estas acciones y empezar a corregir el rumbo que tomamos los españoles como sociedad.
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