Existen ciudadanos con grandes necesidades por discapacidad, movilidad reducida, ancianos, usuarios de sonda, menores de más de 15 kg de peso a los que cambiar el pañal… y todos ellos tienen derecho a hacer sus necesidades y ser aseados con dignidad en espacios públicos con baños más accesible que los que ofrecen los aseos habituales para personas con discapacidad.

En definitiva, necesitamos aseos innovadores y que respetan la diversidad de las personas, ofreciendo las herramientas necesarias para una higiene sencilla y digna. Con espacios amplios y dotados de grúas, camilla para personas adultas regulable en altura, pantalla de privacidad, manguera flexible…

El no contar con estos espacios en ambientes públicos, fomenta en parte recluirnos en nuestros hogares. Porque sabemos que llegado el momento en el que queramos realizar nuestras necesidades fisiológicas, y no poder llevarlas a acabo en igualdad por falta de medios públicos, nos causa un gran daño moral porque la sociedad no piensa en la diversidad, en nuestra dignidad higiénica e intimidad.

La discapacidad existe desde la edad temprana a la adulta, y no se tienen en cuenta nuestras circunstancias relacionadas con el aseo personal, menospreciando la existencia de disfrutar de este derecho como cualquier otro ciudadano más.

Alcemos la voz, y reivindiquemos a las instituciones públicas la necesidad de baños inclusivos en todos los espacios públicos.