Pregunta para Senado

En España apenas el 5% del total del gasto sanitario se dedica a salud mental. ¿Cuándo van a tomar la salud mental como una prioridad?

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Beatriz De Felipe Pregunta de Beatriz De Felipe

Hola me llamo Beatriz, tengo 44 años y hace unos meses empecé el proyecto más importante de mi vida #StopDepressionStigmas. Después de hablar con mis familiares, amigos y médicos decidí emprender un arriesgado proyecto de visibilización, normalización y eliminación de estigmas en torno a la depresión. Mis objetivos son dos: volver a ser feliz de nuevo y ayudar a personas que sufran de este problema y también a las personas de su alrededor. 

Estoy harta de esconderme, de fingir ser feliz. Una madre perfecta, una profesional triunfadora, esa imagen no me corresponde, ya que mi salud mental está en proceso de recuperación tras el sufrimiento de tres depresiones. La depresión es algo cotidiano, actualmente, según la OMS la depresión es la primera causa de discapacidad en el mundo. Es una patología que sufren muchísimas personas y, la mayor parte de ellas, se sienten incomprendidas y solas.

Cuando dices que tienes depresión te sientes como un bicho raro y solitario. Es una enfermedad del alma que se cura con mucho amor y apoyo. Con ayuda de amigos, familiares y profesionales en los que hay que confiar al 100%. 

En el proyecto #StopDepressionStigmas, cuento mi historia, mis vivencias, lo que me funciona a la hora de lidiar con la depresión, etc. Esta enfermedad es compleja y hay que contextualizarla, es decir, ninguna depresión es igual a otra, ni siquiera en una misma persona. Mis tres depresiones han sido muy diferentes entre sí, tanto en cuestión de gravedad, tratamientos, herramientas que me han ayudado y, que a día de hoy,  me ayudan.

Hablar sin miedo y normalizar la depresión como cualquier otra enfermedad es la mejor manera de desestigmatizarla y llamar la atención social sobre ella. 3941 suicidios al año es un número lo suficientemente escandaloso como para que nos planteemos qué estamos haciendo mal. En primer lugar, voy a hacer referencia a la poca importancia que dan las instituciones a los temas de salud mental, ya que en España apenas el 5% del total del gasto sanitario se dedica a salud mental. 

Si hablamos del mundo laboral o escolar, el tema todavía es más delicado. Hacer pública tu enfermedad supone renunciar a tener un seguro, porque ninguno quiere cubrir tus necesidades de salud. Y, además, por culpa de la inestabilidad emocional que causa la depresión cualquier trabajo se convierte en mucho más difícil de desempeñar para las personas que la padecen. Por otra parte, en el tema escolar, todas las enfermedades mentales no se contemplan como causas justificadas de absentismo escolar.

Aún creemos que ignorar esta realidad que el COVID19  ha puesto en el punto de mira es la forma socialmente aceptada y correcta de combatirla. Sin embargo, la realidad es que para normalizarla hay que entenderla, saber cómo ayudar a enfermos, familiares y, para ello, el primer paso es invertir más en educación y en salud mental. Normalizar y dar visibilidad a esta problemática ayudará a los enfermos a no esconderse ni creerse bichos raros. Facilitar el acceso a profesionales de este ámbito de manera universal, para todas las personas por igual.

Por último, me gustaría hacer hincapié en el tema de la prevención del suicidio. Es un tema en el que las instituciones se tienen que poner urgentemente manos a la obra. Al día las cifras de personas que se quitan la vida como consecuencia de sus enfermedades de salud mental. 

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