Pregunta para Cortes de Castilla y León
¿Cuándo se van a destinar más recursos para la investigación del cáncer y para que se ofrezcan recursos que ayuden a hacer más fácil este proceso a la gente que tiene que vivirlo?
Mi nombre es Beatriz Reguera y tengo un cáncer de mama triple negativo. Me lo detectaron hace un año. Me vi un bulto que era como una avellana y fue al mismo tiempo que mi padre estaba ingresado por COVID. Ingresaron a mis padres y yo tuve que hacer aislamiento, tenía cita para ir a verlo pero se me anuló por los 10 días de cuarentena.
Cuando acabé la cuarentena fui al médico y me mandaron a hacerme una ecografía. La chica me dijo que no parecía nada extraño, que podía ser un fibroadenoma, pero que me iban a hacer una biopsia para descartar.
La biopsia me la hicieron el 25 de noviembre. Me llamaron el 3 de diciembre, y me dijeron que tenía cáncer. En ese momento fue entrar como en una nube donde las cosas están pasando a tu alrededor y no te enteras de nada.
Ese mismo día me vieron en cirugía en la unidad de mama y me explicaron un poco todo el proceso. El verte ahí sola sentada, porque con el COVID no puede ir nadie contigo, es un jarro de agua fría. Es mucha información la que te dan tan de golpe que es muy difícil de tramitar.
El 9 de diciembre ya me vieron en oncología. Ahí la oncóloga ya me explicó el tipo de cáncer que tenía es triple negativo, que no es de los mejores y me fue explicando los procesos del tratamiento. El 14 de diciembre ya estaba con la primera quimio. Fue todo muy rápido.
Las primeras quimios me las iba poniendo cada 15 días, y aparte me tenía que poner una inyecciones de defensas. Tras dos meses así tenía 12 sesiones cada semana. Es un proceso duro porque va teniendo sus efectos. Yo al principio me encontraba bien pero por ejemplo, la segunda sesión me la puse el 28 de diciembre y en Nochevieja cuando me fui a duchar para arreglarme empezó a caerse mucho el pelo. El día de año nuevo le dije a mi hermana que me rapara la cabeza.
Yo he tenido la suerte de que tengo el apoyo de mi familia, mi hermana es la que ha estado conmigo en todo el proceso a pie de cañón. Sin embargo, en la sala de oncología ves a gente que está sola, sobre todo a gente mayor. Creo que sería necesario que se hiciera una red de apoyo para estas personas. También hay gente que viene de pueblos que están muy lejos del hospital y creo que a esa gente se les puede adelantar las consultas. Había una señora en concreto que era de Fabero, un pueblo que está bastante lejos, y cuando acababa el tratamiento no llegaba a su casa hasta las 11 y media de la noche.
Se tiene que dar prioridad a la gente que está más lejos y ofrecer acompañamiento a la gente que está sola. Todo el mundo merece tener a alguien al lado que se preocupe de él o ella. Esta enfermedad no distingue entre unos u otros. Tienen que darse más facilidades: por ejemplo ofrecer habitaciones a esas personas que vienen de lejos u ofrecer comidas que no sea un triste bocadillo. Son pequeñas cosas pero seguro que le cambia la calidad de vida en este camino, que ya es duro de por sí.
Por ello le quiero pedir a las cortes de Castilla y León que inviertan más dinero en la investigación del cáncer y ofrezcan recursos que ayuden a hacer más fácil este proceso a la gente que tiene que vivirlo.