Me llamo Beatriz y soy astrónoma. Cuando era pequeña tenía un telescopio de juguete que era más grande que yo, y junto a libros que me explicaban las constelaciones salía a la calle para poder verlas yo misma.

Pero a esa edad yo no tenía ningún referente femenino en astronomía, o en el campo de la ciencia en general. En el colegio nos hablaban de los científicos masculinos más típicos, y a medida que fui creciendo empecé a descubrir a mujeres como Marie Curie o Jocelyn Bell, una astrónoma muy importante en los últimos años.

De hecho, mi primera mujer referente fue ficticia. Con nueve o diez años vi por primera vez la película de Contact, y me sorprendió positivamente ver a una mujer astrónoma como personaje principal. En ese momento supe que quería ser como ella.

A mí no me echó para atrás el no tener referentes femeninos, pero habría sido de ayuda que en el colegio nos hubiesen mostrado mujeres en todos los ámbitos. La sociedad y las instituciones educativas tienden a indicarte un poco a que te tienes que dedicar en el futuro en base a tu sexo. Desde una edad temprana te dicen que carreras son más de “chica” y cuales son más de “chico”.

En mi clase de bachillerato éramos únicamente cuatro chicas de alrededor de treinta alumnos. En las carreras de ingeniería el número de mujeres escasea, aunque cada vez haya más. Esto, como todo, hay que analizarlo con perspectiva de género. ¿Por qué las mujeres “prefieren” hacer carreras de letras o de cuidados?

Si hay más referentes femeninos en la educación, en el ámbito científico desde que se es pequeña, igual las niñas se pueden imaginar en ese puesto en el futuro. Tanto en casa como en el colegio, hay que enseñar de todo, mujeres y hombres científicos para que todos tengamos referentes.

Creo que todavía queda mucho camino por recorrer, a las mujeres se nos exige más por ser mujeres. He trabajado en empresas privadas de investigación en las que existía esta desigualdad, había muchos más hombres, y muchas veces por este motivo, nosotras mismas nos infravaloramos, como si no fuésemos lo suficientemente buenas. Sin embargo, en los sitios públicos no es así, fomentan que haya más mujeres en la ciencia,  nos ceden un espacio y con ello, más oportunidades.

Con esta campaña me dirijo a las Cortes de Castilla y León para que pongan en valor la necesidad de una educación con perspectiva de género, en el que se anime a las niñas a ser lo que quieran ser y para ello se les enseñe referentes femeninos en todos los ámbitos, incluido el científico. Es un recorrido que hay que abordar desde que son pequeñas y hay que hacerlo a través de los centros educativos, para que las niñas puedan proyectar su futuro en base a referentes.