¡Hola! Mi nombre es Belén Espíndola, vivo en Posadas, Misiones, y tengo 36 años.

Soy abogada, y tengo una discapacidad motriz. Uso una silla de ruedas para movilizarme. Desde esa experiencia, he notado como sistemáticamente se habla de inclusión pero no se acompaña con acciones reales. Día a día veo cómo se vulneran derechos de la comunidad de personas con discapacidad.

La accesibilidad que pedimos desde hace años no es solamente la construcción de una rampa o una baranda. Abarca mucho más: desde la accesibilidad en páginas web -tan fundamentales en tiempos de pandemia y virtualidad- hasta las facilidades para subir y usar un transporte público, por ejemplo. Se trata de la posibilidad que tiene una persona, con o sin problemas de movilidad o percepción sensorial, de entender un espacio, integrarse en él e interactuar con sus contenidos.

Algo que observo todos los días y que creo fundamental que cambie, es la escasez, el mal uso, y la incorrecta señalización de los lugares para estacionar reservados para personas con alguna discapacidad. Muchas veces estas plazas están ocupadas por personas que no tienen discapacidad, otras están mal señalizadas con la palabra “discapacitados”; y muchas otras veces esos lugares no existen.

Por eso, le pido a las autoridades provinciales que tomen acciones reales que apuesten a la real inclusión. No es un pedido caprichoso: de la accesibilidad depende la autonomía de las personas con discapacidad. Las autoridades tienen en sus manos la oportunidad de que Misiones sea una provincia realmente inclusiva, desde todas las aristas posibles.

Si juntamos 350 firmas, las autoridades deberán responder a nuestro pedido en esta misma página web. Firmá dando click en el botón “apoyar” y difundí esta petición por todas tus redes. ¡Ayudanos apoyando y difundiendo!