Hola Teresa, La verdad es que los vecinos de Valladolid no podemos estar contentos del año y pico que lleva Óscar Puente al frente del Ayuntamiento.

El alcalde de Valladolid sólo se mueve de cara a la cámara y a la foto y mientras, por detrás, el verdadero alcalde de Valladolid, Manuel Saravia, es el que marca el ritmo del ayuntamiento llevando a cabo su programa electoral de extrema izquierda. Han emprendido una guerra contra el vehículo privado (Quieren sacarlo del centro de la ciudad y crear barrios sin coches), Una guerra contra las superficies comerciales y el empleo (No permitiendo la ampliación de Vallasur ni la creación de otra superficie en la Ciudad de la Comunicación), han cambiado la regeneración integral del barrio 29 por un lavado de cara (el barrio con mayor nivel de marginación social y conflictos de Valladolid, compuesto en gran medida por infraviviendas), han abandonado el proyecto de soterramiento del tren (El verdadero proyecto transformador de nuestra ciudad), y una larga lista de etcéteras.

Por otro lado, el diálogo que prometían nunca llegó. Han tenido una oportunidad histórica de abrir el consistorio a la participación de diferentes ideologías, sin embargo, se han cerrado en su alianza de izquierdas. Pasan el rodillo del tripartito munipal cada pleno y comisión. Un ejemplo, en todos los plenos, el Grupo Municipal Popular pacta y enmienda iniciativas del resto para que salgan adelante, al PP p´racticamente nunca nos aprueban ninguna.

En definitiva, nuestra ciudad no se merece un tripartito sectario y radical dirigido por una bicefalia en la que la persona que ostenta la alcaldía, a lo único que se dedica es a posar en las fotos. Valladolid está paralizada, sin proyectos de futuro y de regalo está más sucia. Nos esperan tres años muy duros, pero los ciudadanos, cada día se dan cuenta de la clase de alcalde que tienen.