Me llamo Bruno, soy de Terrassa (Barcelona) y soy un hombre trans. Hay muchas personas trans que han tenido una infancia y adolescencia muy duras: por sufrir acoso escolar, sentirse incomprendidos por sus padres, no contar con la protección o el acompañamiento del profesorado… En mi caso, tuve una infancia muy feliz, ya que mis padres nunca me impidieron llevar la ropa o el peinado que quisiera, nunca me sentí reprimido ni incomprendido.

Sí recuerdo que en el esplai o en el cau, siendo muy pequeño, jugaba a fútbol con los otros niños y, como ellos, iba sin camiseta. Al fin y al cabo, físicamente nos veíamos todos iguales, al ser tan pequeños. Aun así, las niñas me decían que yo, como era una niña, no podría ir sin camiseta ni hacer lo que hacían los otros niños. Experiencias como estas hicieron que me viera como una persona diferente.

La adolescencia fue una época más dura, ya que me empezó a cambiar el cuerpo y no me sentía cómodo, sobre todo con mis pechos. Aunque no tenía mucho pecho, más tarde, en mis 20, cogí muchos kilos por un problema de tiroides, lo que hizo que los pechos y la cadera se me notaran mucho más.

Ahí me sentí verdaderamente incómodo, y fue cuando me planteé verdaderamente quién era y quién había sido siempre. Después de unos años meditándolo, decidí dar el paso y hacer la transición a los 26.

Por un lado, hacer la transición tan tarde hizo que creciera sabiendo cómo se sienten las mujeres, especialmente las mujeres lesbianas. Si no fuera por ello, quizá ahora mismo no sería un hombre tan deconstruido. Por otro lado, veo a muchas personas trans de 16-18 años, y debo admitir que me dan una envidia sana y me alegro muchísimo por ellos, ya que veo que no tuvieron tantas dificultades para encontrar su camino.

Ante esto, quiero dirigirme a los miembros del Parlament de Catalunya, ya que soy de Catalunya y son mis representantes en dicha cámara, para que en el contenido escolar y en el plan de estudios haya referentes trans con el que otros niños y niñas trans puedan sentirse identificados. 

Como decía, estoy muy agradecido por la infancia que tuve, por cómo mi familia nunca me puso ningún impedimento para ser quien quisiera ser. Sin embargo, me habría gustado tener algún referente con el que pudiera verme reflejado y sentirme identificado. Esto me habría ayudado a encontrar antes mi camino.