Caperucita Roja, La Bella y la Bestia… Sin darnos cuenta, aprendemos a normalizar la violencia machista desde la primera infancia. ¿Cuándo vamos a cambiar el cuento?
Somos Cristina y Mireia, creadoras de Cambia el Cuento, un proyecto que iniciamos para trabajar por la prevención de la violencia machista desde la educación, tratando de inculcar valores de igualdad y contra los estereotipos de género.
Desde la primera infancia, la sociedad en la que vivimos inculca diferentes conductas y actitudes en función del sexo asignado al nacer, a través de los juguetes, el lenguaje, el contenido en la educación, la desigual representación de hombres y mujeres, la normalización de los micromachismos… Todos estos valores se traducen a la larga en un caldo de cultivo para el desarrollo de las relaciones de subordinación y aumentan el riesgo de que aparezca la violencia machista.
La educación es el motor para cambiar todas estas ideas y sus consecuencias. Creemos en un modelo que promueva la igualdad de género, un modelo de escuela coeducativa; aquella que tiene en cuenta cuáles son los estereotipos de género, los prejuicios, las desigualdades, el sexismo y adopta medidas para corregirlo. De esta forma, se garantiza la igualdad y se pueden prevenir muchos tipos de violencia que tienen la base en una sociedad machista.
¿Por qué no cambiar la base de la desigualdad de género desde las ideas que la perpetúan? Es hora de explicar a los niños que Caperucita no tenía la culpa de que el lobo quisiera comérsela, o de que Bella no tenía por qué estar atrapada en el castillo.
Ante esto, queremos dirigirnos a las instituciones para pedirles que se empiecen a tomar medidas para que la coeducación sea una realidad en las aulas, y trabajemos desde la primera infancia para cambiar el cuento y dar un paso contra la violencia machista.
Desde nuestra experiencia, hemos comprobado que los niños y las niñas entienden estos conceptos sin ninguna dificultad, al igual que tienen facilidad para absorber ideas machistas si se les inculcan desde una edad temprana.
Las administraciones públicas tienen una gran responsabilidad en este cambio hacia la igualdad y, aunque ha habido avances en los últimos años, no son suficientes. Tenemos que seguir trabajando por el cambio.