Soy Carla, llegué a Chile hace siete años y desde ahí que vivo en Pichilemu. Soy seropositiva y si bien podría hablar de varios temas que afectan a las personas con VIH, como el estigma y la ausencia de campañas de prevención efectivas, la pandemia hizo visible una problemática que perjudica fuertemente nuestra calidad de vida: la deficiencia en el diseño logístico para la atención y entrega de medicamentos.  

Para realizar mis controles médicos, los exámenes y recibir mis medicamentos, tengo que trasladarme a Rancagua cada cierto tiempo. Esto, porque el hospital de Pichilemu no cuenta con los especialistas para atender y tampoco con la logística para traer los medicamentos. Para hacer estos trámites tengo que viajar y perder un día de trabajo y a veces es más de un día cuando me tengo que realizar los exámenes y luego ir al control médico.

Durante la pandemia no podíamos viajar a Rancagua por las medidas sanitarias, así que enviaban los medicamentos al hospital, pero podían pasar días sin que los recibiéramos, porque no se contaba con la logística para que se hicieran correctamente las entregas. En varias oportunidades me tocó estar sin medicamentos por días, a veces fueron tres y en otros momentos fueron hasta cinco días y un día sin el medicamento ya es grave. Esta situación no solo me pasó a mi, fueron varias las personas que se vieron afectadas por la falta de logística. 

Ahora bien, el problema es con el diseño y la implementación que realiza el sistema de salud en torno a la atención y distribución de medicamentos para personas con VIH. La pandemia hizo visible esta situación, pero  ya el hecho de tener que trasladarnos a otras ciudades para recibir la atención es un problema. ¿Qué pasa si no tengo la plata para ir a Rancagua? ¿Si no puedo faltar al trabajo para ir a buscar mis medicamentos? Muchas personas se enfrentan a esto. 

Lo difícil de entender es que, si traen otro tipo de medicamentos al hospital de Pichilemu, ¿por qué no los de VIH? El Ministerio de Salud debería liberar los medicamentos para que puedan ser entregados en hospitales más pequeños, porque además esto no solo ocurre en Pichilemu, es peor en zonas más rurales y alejadas de grandes ciudades. 

Como autoridades deberían saber que no puede pasar un día sin que nos tomemos nuestros medicamentos, por lo mismo, debería existir un diseño mejor pensado para que estos puedan ser retirados en todos los hospitales, sin que tengamos que perder horas y días de traslado, además de dinero, trabajo y esfuerzos extra, que hacen que nuestra calidad de vida no pueda ser mejor.