Me llamo Carlos, soy alpinista y tengo la enfermedad de Crohn. 

Los primeros síntomas aparecieron en el año 2009, cuando ascendía al Nevado Ishinca de 5.550 m.s.n.m. (Perú). Sentía dolores musculares, falta de fuerza, fiebre, vómitos y diarreas intensas; nada que ver con sintomatología del mal de agudo de montaña, que conozco muy bien. 

De vuelta a España, visité a mi médico y empezaron a realizarme diferentes pruebas, hasta que entre los años 2011 y 2012 me diagnosticaron enfermedad de Crohn. A partir de ahí, por recomendación de los médicos, abandoné mis expediciones y en el año 2017 me operaron de urgencia.  

Ahora estoy estable, siguiendo un tratamiento biológico basado en inyecciones, y he podido retomar mi actividad como alpinista. Además, bajo el nombre “Cimas de Crohn”, he lanzado un proyecto de inclusión social con el que trato de fomentar la actividad física entre las personas que sufren esta enfermedad. 

Si bien a nivel sanitario y asistencial siempre me he sentido bien atendido, existen aspectos en los que considero que algunos organismos debería tenernos mucho más en cuenta. Ejemplo de ello, es que en numerosas ocasiones se me ha impedido acceder a un baño por no haber consumido o comprado, o porque no estaban preparados para su uso, sobre todo para personas ostomizadas.

Por ello, con esta iniciativa pido al Parlamento de Canarias que elabore una bases de datos con las personas que sufrimos esta patología y la ponga a disposición de lugares públicos, comercios y restauración; y adecúe por normativa específica los baños y nos facilite una acreditación, tarjeta chip o código QR para acceder a ellos siempre que lo necesitemos.