Pregunta para Parlamento de Andalucía
Mi hija Irene tiene autismo y tiene que realizar muchas terapias complementarias para tener un correcto desarrollo. ¿Cuándo va a incluir la Consejería de Salud toda la terapéutica que los niños con autismo necesitan?
Me llamo Carlos, soy maestro de pedagogía terapéutica y padre de dos niñas de 5 y 11 años. La mayor se llama Irene y tiene autismo; cuando nació, éramos padres primerizos, sentíamos una mezcla de incredulidad, ilusión… sentíamos que nos había tocado una niña muy buena, apenas hacía ruidos, no se despertaba durante la noche… a medida que fue pasando el tiempo, comentamos a ver ciertas características que se alejaban un poco de lo considerado “normal” en un bebé. Al dedicarme a la pedagogía, siempre había observado como los ritmos de aprendizaje eran muy variables de un niño a otro, pero estaba claro que algo no iba bien; en la guardería no se relacionaba, no atendía, era enormemente distraída, así que empezamos el proceso para obtener un diagnóstico.
Lo primero que hicimos, fue descartar causas neurológicas o sensoriales; posteriormente, hicimos una valoración psicológica. Al principio, le diagnosticaron un trastorno del lenguaje; cuando la llevamos a atención temprana, tuvimos que ir por la seguridad social e ir cubriendo con otros gabinetes, de forma que pudiéramos contar con una segunda opinión. Finalmente, acudimos a un centro especializado y a los tres años y medio, nos dieron el diagnóstico.
Como familia, queríamos un entorno donde Irene pudiera desarrollarse de la mejor forma posible, simple, estable. Iba a un colegio privado durante la etapa de infantil; al inicio, se mostraron bastante receptivos, pero a medida que avanzaba la intervención, ya en la etapa primaria, nos insinuaron que iba a necesitar otras atenciones en cursos posteriores y que la propia familia debía sufragarla. Lo vimos como una encerrona y decidimos cambiarla de centro. Actualmente, acude a un colegio ordinario donde recibe apoyo.
Necesitamos que la terapéutica esté dentro de los servicios básicos de la seguridad social, la psicoterapia, la logopedia o la terapia ocupacional, están fuera del sistema y son intervenciones que no entran dentro de los trastornos mentales, sino del desarrollo. Cuando hablamos de personas con autismo, nos referimos a características como la rigidez, la excesiva organización, la comunicación o la interacción social, son dificultades debidas a los intereses restringidos y elementos que deben atenderse, así, cuando a los 21 años termines la etapa escolar, saldrán lo más preparados posible, y serán capaces de aprender un oficio y desenvolverse en su vida adulta. No podemos seguir permitiendo que reduzcan el entorno de estos niños a lo meramente familiar, que en muchas ocasiones al finalizar la etapa escolar, es a lo que se limitan. En muchos de los casos de las personas con autismo, pueden lograr cierta autonomía, pero para ello, tienen que invertir en estas medidas y permitirles que se desarrollen de forma correcta.