En la práctica ¿qué significaría exactamente, sin ambages, el modelo que proponen de estado “federal” y “descentralizado”?
Hola José María, y gracias, es una pregunta muy interesante.
El modelo de Estado federal que proponemos es bastante común en el mundo desarrollado: un Estado federal con competencias claras y suficiente poder político y económico, y entes federados con la misma capacidad legislativa, lista de competencias y sistema equitativo de financiación, basado en la responsabilidad fiscal y no en la subvención. Algo parecido, con las peculiaridades españolas naturales, a lo que rige en Alemania, Suiza, Canadá y otros Estados federales de éxito.
Lo proponemos por dos razones: primero porque la complejidad de España recomienda un Estado altamente descentralizado pero con una estructura clara de competencias y fiscalidad (más parecido a Alemania que a Francia, para entendernos), y segundo porque el actual Estado de las Autonomías es inviable e irracionalmente ineficaz y costoso, como ha demostrado la crisis.
España es ahora un Estado extraño: una mezcla de federación, confederación y centralismo. Es federal que haya Comunidades Autómonas (CCAA) con competencias; confederal que no haya un sistema fiscal único y equitativo, y que el Estado tenga menos capacidad de inversión que las CCAA; y centralista que subsistan los anacronismos de las provincias y las Diputaciones provinciales (que nos cuestan muy caras y no sirven para nada serio).
La financiación de este Estado autonómico, a diferencia de los federales, consiste en que el Estado recauda la mayoría de los impuestos (salvo en País Vasco y Navarra, con otro sistema fiscal), y luego reparte entre las CCAA (de acuerdo con presiones políticas) produciendo todo tipo de agravios comparativos. O abusos políticos como la difamatoria campaña nacionalista catalana "Espanya ens roba", que pretende que Cataluña da más de lo que recibe, muy injustamente (cuando los que han robado a mansalva eran los nacionalistas: Pujol y compañía). La responsabilidad fiscal que proponemos consiste en que el Estado cobra unos impuestos por sus costes y servicios, las CCAA otros por los suyos, y haya un fondo federal suficiente de redistribución para invertir en las CCAA que lo necesiten por razones demográficas, sociales o geográficas. Un Estado solidario.
El sistema actual no solo es caro e ineficaz, sino que alienta el caciquismo autonómico, pues la gente cree que el Estado se queda más de lo que recauda y detesta al gobierno central (Hacienda) mientras apoya a los poderes locales que cobran pocos impuestos. La verdad es que el Estado se está convirtiendo en residual, tiene muy poca capacidad para invertir y redistribuir porque la mayoría de sus gastos son fijos (defensa, internacional, funcionarios, policía, etc), mientras que gran parte del resto es repartido entre las CCAA para que dispongan libremente de ese dinero.
En muchos casos éstas han despilfarrado ese dinero en inversiones absurdas, como aeropuertos sin aviones o edificios públicos de lujo, mientras recortaban en servicios sociales, sanidad y educación, culpando al Estado central cuando eran ellas las que elegían cómo invertir lo transferido. Pensamos que la responsabilidad fiscal federal solucionaría eso: las gente sabría por fin dónde va su dinero, quien le cobra y por qué, y en qué lo emplea. Si se prefiere invertir en educación o sanidad, o en obras faraónicas, por ejemplo, como han hecho la Comunidad Valenciana, Murcia, Castilla La Mancha y muchas otras.
La redistribución de competencias es fundamental para tener un Estado federal sostenible, solidario, eficiente y equitativo. Por ejemplo, es mucho mejor que el Estado tenga la competencia exclusiva federal en leyes de educación para que no haya, como ahora, 17 sistemas educativos, aunque la gestión de los centros corra a cargo de las CCAA (en Finlandia, tan alabada por su educación, es parecido: la competencia es del Estado y la gestión de las escuelas de los ayutamientos). Con sanidad y justicia es más o menos lo mismo: la descentralización absoluta no ha aportado ninguna ventaja, sino sistemas más pequeños, más caros y servicios más desiguales y peores para los ciudadanos. Por ejemplo, es intolerable que cambiar de CCAA suponga perder el derecho a la asistencia sanitaria y farmacéutica, salvo en casos de urgencias. O que unas CCAA ofrezcan servicios hospitalarios que la vecina no tiene. Es un disparate y un atentado a la igualdad que puede resolver un Estado federal como el que proponemos. Que también servirá para que un título, una acreditación o una autorización emitida por una CCAA sirva en todas. Como queremos que ocurra también en Europa.
Un Estado así seguiría siendo descentralizado pero racional, como los son Alemania, Suiza o Estados Unidos, a sus diferentes escalas y con sus peculiaridades constitucionales. Sería un Estado con menos gastos administrativos, menos problemas para los ciudadanos, menos desigualdad y menos agravios imaginarios o reales. Sin privilegios para ningún territorio pero sin discriminación para ninguno. Los derechos culturales, el bilingüismo, etc, estarían garantizados, pero no a costa de aceptar discriminaciones como la actual "inmersión lingüística" obligatoria en catalán en la educación catalana (pues la educación en lengua materna, sobre todo en primaria, es necesaria y un derecho básico).
O el agravio general de que dos de las CCAA más ricas, País Vasco y Navarra, no aporten nada a la financiación interterritorial y en cambio esten siendo subvencionadas por el Estado, es decir, por CCAA más pobres. O las barreras de acceso entre CCAA que impiden crear empresas y negocios, cambiar de administración a los funcionarios, circular sin pegas por universidades y escuelas a docentes y alumnos, imponen exigencias lingüísticas discriminatorias en las que son bilingües, y mil cosas más que hacen la vida un poco o mucho más difícil a los ciudadanos, sobre todo a los jóvenes que necesitan moverse por toda España para estudiar o trabajar.
En resumidas cuentas, nuestro Estado federal está concebido para ponerse al servicio de los ciudadanos y no a éstos al servicio del nacionalismo, el regionalismo o el caciquismo territorial, como por desgracia pasa ahora. También pensamos y proponemos que esa España federal debe formar parte de una Europa federal, difícil de hacer pero necesaria.
Un cordial saludo a todos.
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Su partido propone un modelo de estado que califican de “federal” y “descentralizado” en el que sin embargo la educación, la sanidad, la justicia, el medio ambiente y la defensa serían competencias exclusivas del estado.
En este modelo que proponen ¿se transferirían a las comunidades autónomas (o como se llamasen los distintos entes territoriales) competencias que ahora son del estado? En ese caso ¿cuáles serían? Y en caso contrario ¿qué significarían entonces los calificativos de federal y descentralizado?