Mi nombre es Carlos y padecí Listeria en 2014, una bacteria que me dejó secuelas que actualmente dificultan mi movilidad. Yo era monitor de gimnasio, me gustaba mucho el deporte y estaba en perfecto estado de salud. Debido a esta bacteria ahora mismo no puedo trabajar. Sin embargo, vivo mi día a día e intento viajar todo lo posible con mi pareja, Conchi.  A través de nuestro blog @viajar_sin_obstáculos, compartimos consejos de viaje a las personas que puedan tener movilidad reducida. 

La Listeria es una bacteria que puede encontrarse en los lácteos, huevos y carnes. Cuando una persona la consume bien puede provocarle una simple gastroenteritis, o puede complicarse más, como me pasó a mí. 

Desconozco el alimento que me transmitió la Listeria. Es muy complicado detectar el origen, ya que además de los alimentos que he nombrado anteriormente, también se puede encontrar en sitios donde se manipulan alimentos, como envases, maderas, plásticos e incluso los estropajos de la limpieza. 

Todo empezó con unas fiebres que se prolongaron durante 15 días. Como la fiebre no cesaba, fuimos al médico, donde me hicieron distintas pruebas, entre ellas una punción lumbar. Pasé 10 días sin síntomas, pero justo al salir mi estado empeoró, y los médicos lo achacaron a la punción lumbar. Pasé un fin de semana en reposo, hasta que el domingo ya no me podía levantar. Me dolía mucho la espalda, estaba a 39 de fiebre y no había forma de bajarla. Me ingresaron por segunda vezí y tuve meningitis, se me cayó el paladar y padecí una neumonía. Pasé 10 días en la UCI.

Los médicos empezaron a probar 5 tratamientos para mi mejoría. El único que me funcionó fue el de la Listeria, por lo que seguramente el origen de todos los síntomas era esta bacteria. 

Al cabo de una semana y media de haber subido a planta empecé a andar. Nos dijeron que gracias a que era una persona que estaba en forma, los efectos de la Listeria fueron más leves, ya que podría haber sido mucho peor. Me salvé porque estaba físicamente en buen estado de salud. 

A raíz de eso, hay secuelas que han permanecido en mí. La meningitis me causó una lesión en el hemisferio derecho del cerebro, sigo con el paladar caído y me cuesta hablar o expresarme con normalidad, y tengo una afección también en las rodillas a causa de la medicación de cortisona en grandes cantidades.

A pesar de ello me siento afortunado, ya que las consecuencias podrían haber sido mucho peores.

Creemos que es muy importante que se conozca los efectos que puede provocar esta bacteria. Ha habido situaciones recientes de intoxicación por esta bacteria, como la del pasado verano con la carne mechada en Andalucía. Los efectos pueden variar dependiendo de la persona, causando desde una simple gastroenteritis a provocar la muerte.

Considero que se deberían de introducir medidas específicas de seguridad e higiene para evitar que las personas entren en contacto con esta bacteria. No solamente las empresas deben de hacer estos controles, sino también todos los bares, restaurantes, supermercados o tiendas que manipulen alimentos. 

Debemos de evitar que la situación que pasé yo se repita de nuevo. 

Por este motivo, siendo de Barcelona, me dirijo a los políticos del Parlament de Catalunya para que tengan en cuenta mi testimonio, y apliquen medidas de seguridad a todos los establecimientos que manipulan alimentos, para así evitar la aparición de esta bacteria.