Me llamo Carminia, resido en Madrid y mi hijo Adrián de 9 años tiene Autismo. Le notaron algo en la escuela infantil, pero he de decir, que yo ya había percibido cosas; por ejemplo, cuando lo llevaban centro, se conocía el camino con tan solo un año y medio, yo pensaba “qué listo es”, pero al regresar a casa, igual lo hacíamos por la acera contraria y no era capaz de tolerarlo, se ponía a llorar. Otra cosa que llamaba mi atención, era que cuando alguien se le acercaba, él se echaba para atrás en el carrito, no le gustaba que nadie lo hiciera.

Fue entonces cuando decidí comentárselo a la pediatra; ella me decía que no tenía nada, que era un niño muy risueño, muy sociable, pero es que a ella la conocía y no mostraba esa conducta reticente. A medida que pasó el tiempo, le hicieron una prueba y me comentaron que vecina algo diferente, no jugaba, no se relacionaba; me comentaron que le harían otra prueba más a fondo y que parecía tener un retraso madurativo, apenas hablaba y las pocas palabras que decía, las repetía innumerables veces. En la escuela me informaron de que podía acudir a atención temprana (aunque no pudimos acudir hasta los 4 años y medio y la recibió durante apenas dos años) y de las demás cosas a las que podía optar, pero es cierto que para mí fue todo un shock. A muchos padres de niños con autismo, nos pasa que nos negamos a verlo, no queremos reconocerlo, y eso fue lo que me pasó en un primer momento; además, Adrián no tiene padre, con lo cual, no es sencillo, pero el padre de la niña, siempre me ha ayudado en todo.

La etapa más dura fue cuando empezó la etapa escolar en el colegio, a los 3 años ya q fue algo nuevo para él, muchos cambios, como que no hablaba, su manera de comunicarse era gritando y lloraba mucho, era muy rígido ante los cambios

Necesitamos que concedan más ayudas para poder llevarles a todas las terapias que necesitan; 45 minutos de logopedia a la semana, suponen 155 euros, y no e solo único que necesitan. El autismo no se termina a los 6 años con la atención temprana, es una condición que puede durar toda la vida, aunque los síntomas con las terapias adecuadas podrían mejorar con el tiempo.