Llevamos 15 años sufriendo violencia machista tanto por parte de mi expareja como de las administraciones. Quiero justicia para mí y para mi hijo. La violencia institucional tiene que acabar.
Mi nombre es Catalina y llevo 15 años luchando contra la violencia machista. Mi expareja ha sido un maltratador de manual que ha ejercido sobre mí y mi hijo violencia tanto psicológica como física. La primera paliza me la dio cuando me quedé embarazada, fue entonces cuando verdaderamente me di cuenta del peligro que corríamos. Desde entonces he estado luchando en los juzgados por nuestra protección y seguridad. Solo pido justicia para mí y para mi hijo, la violencia institucional contra las mujeres debe terminar.
Yo ya tenía dos hijos cuando empecé la relación con mi maltratador, pero él me insistió en que tuviéramos uno juntos. Al final cedí y pronto me quedé embarazada. Nunca me trató con respeto, jugaba con el chantaje emocional continuamente, pero no pensaba que llegaría a pegarme. La primera paliza fue cuando me quedé embarazada. En ese momento me di cuenta del peligro que corríamos y salí corriendo. Fue entonces cuando empezó a acosarme.
Durante mucho tiempo me amenazó con que “si no estaba con él mi hijo tampoco nacería”. Me coaccionaba para que fuera a abortar, intentaba que me sintiera insegura y temerosa de lo que venía. Puse una primera denuncia por coacción, aunque acabé retirándola por que él me juro y perjuró que no me molestaría más.
En esta denuncia yo alegue que él quería coaccionarme para abortar pero que “nunca me había puesto la mano encima”. Estaba claramente amenazada. Él me había dicho que si se me ocurría decir que me había pegado lo lamentaría. La policía debió darse cuenta, pero, como siempre, miraron hacia otro lado.
Cuando nació nuestro hijo, él puso una denuncia falsa contra mí alegando que yo le había agredido. Yo acababa de dar a luz y estaba claramente incapacitada para agredir a nadie y menos a una persona tan corpulenta como él. Finalmente, la denuncia fue archivada.
Mantuvimos un régimen de visitas con el niño para que pudieran verse hasta que me enteré de que a mi hijo también le estaba maltratando. El año pasado le propinó una paliza y desde entonces no se han vuelto a ver. Ahora, le maltrata psicológicamente al no dejarle tener contacto con su hermana (hija del maltratador).
Este señor ha quedado impune. A mí hijo le ha robado la infancia y ha mi me ha llevado al borde del suicidio mientras él sigue campando a sus anchas. Hay dos denuncias de violencia de género contra él, una de hace años y otra que ha recurrido hace poco.
Me siento abandonada por parte de las instituciones. Necesitamos menos campañas contra la violencia de género y más acciones reales. Actualmente necesito una atención psicológica que la Seguridad Social no me puede ofrecer, si no fuera por fundaciones de carácter privado que nos ayudan y nos tratan, seguramente muchas ya no estaríamos aquí. Ahora se ha recortado la atención y se ha suprimido uno de los centros especializados.
La violencia que he tenido que vivir por culpa de mi expareja y de las administraciones me ha dejado en una situación de total vulnerabilidad económica, al tener que dejar mi empleo para encargarme de mi hijo que padece el síndrome de Asperger. Nadie me está ayudando, esta lucha la llevo adelante yo sola. Si te parten la cara reaccionan, pero si te rompen el alma no lo ven y tu relato pierde credibilidad.
Solo pido más protección para las mujeres y menores víctimas de violencia de género. Quiero que se depuren responsabilidades y se pongan a trabajar. Necesitamos hacer justicia.