Me llamo Cipri, tengo 55 años y he superado un condrosarcoma.

Hace aproximadamente cinco años, me sometí a una operación de pies, ya que por aquel entonces me estaban dando problemas, probablemente a raíz de la diabetes que padezco. Al salir de la operación, sentía una pequeña molestia en la ingle. No era un dolor demasiado fuerte, pero era algo que no había notado antes. Se lo comenté al médico en varias ocasiones, pero este le restaba importancia.

Pasados más de dos años, el dolor, que nunca llegó a desaparecer, empezó a ir a más, hasta el punto de impedirme caminar. Me había cambiado de hospital y, tras hablarlo con mi médico, me solicitó una radiografía de la ingle. Tras ver los resultados me confirmaron que tenía un tumor. 

A continuación, me realizaron más pruebas para determinar el tipo de tumor, y finalmente me confirmaron que padecía un condrosarcoma de alto grado. Al estar tan avanzado, la única solución que tenía para sobrevivir era que me amputasen la pierna.

A los pocos días me operaron, extrayéndome la pierna entera y gran parte de la cadera. Tras esta, estuve 10 días en coma, pues fue una intervención muy complicada en la que perdí mucha sangre. Cuando me desperté, tenía una infección interna que no había dado la cara, ya que no llegué a tener fiebre ni otros síntomas. Por suerte, una mañana, me levanté para ir al lavabo y, pensando que tenía mis dos piernas, me caí. Y digo por suerte, porque esta caída hizo que la herida se me abriera y saliese la infección que sufría. 

Me volvieron a operar y a los tres meses empezaron a confeccionar mi prótesis. Afortunadamente, desde entonces, no he vuelto a tener ningún problema. En cambio, si en el momento en que empecé a sentir las primeras molestias en la ingle me la hubiesen revisado, probablemente hoy todavía tendría pierna.

Por ello, me dirijo al Parlament de Catalunya, con el objetivo de que destinen más recursos a la detección precoz del cáncer, pues es una enfermedad en la que el tiempo es completamente decisivo.