Mi nombre es Claudia Martelo y soy pedagoga, periodista, escritora y madre. Hace unos años mi hijo mayor me confesó su sexualidad diversa y desde ese momento entendí que el amor de una madre logra vencer todos los paradigmas. Así, decidí romper el silencio y empecé una lucha incansable en pro de los derechos LGBTQ+. Asimismo, a través de estos años he trabajado con fundaciones que luchan por esta causa y publiqué mi libro, “Madres del triángulo rosa”, en donde, a través de nuestra historia, opté por luchar contra prejuicios impuestos por la sociedad y abrir un diálogo sobre la diversidad sexual desde el amor y la familia.

Aunque mi activismo parte de mis vivencias personales y mi experiencia con mi hijo, sé que hay muchos otros niños y padres pasando por situaciones similares en el país y, al igual que nosotros, se tienen que enfrentar a diario con discursos de odio y discriminación. Por esto, estoy convencida de que es hora de tocar estos temas que hasta ahora han sido intocables y luchar por que se vuelvan cada vez menos tabú. Mi propuesta para un acercamiento a una sociedad cada vez más tolerante e inclusiva se basa en la educación como pilar central. 

Mi invitación es a construir escenarios entre familia y escuela para poder abordar el tema de sexualidad humana, en la que está inmersa la diversidad sexual, poder ampliar perspectivas como padres, educadores y actores principales en el acompañamiento de niños, adolescentes y jóvenes. Aun mancomunadamente podemos erradicar el estigma, la discriminación y por ende comportamientos que favorecen el acoso escolar en cualquiera de sus manifestaciones. Que nuestro propósito sea acompañar y educar a jóvenes que se empiezan a descubrir y volver autónomos en la toma de sus decisiones biopsicosociales. 

Es así como comienzan a surgir preguntas como por ejemplo: ¿Qué estamos orientando en los escenarios de acompañamiento sobre los conceptos y las dimensiones relacionados con la sexualidad humana?; ¿En qué resulta la falta de educación de diversidad sexual?, estas y muchas otras preguntas rondan en el ambiente, pero por miedo, falta de conocimiento y de flexibilidad para abordar la temática de la diversidad fomentan el rechazo y la marginación de quienes hoy sienten y se identifican diferente a lo heteronormativo, afectando así el libre desarrollo de los proyectos de vida de muchos jóvenes. 

Quienes reconocemos la diversidad sexual como parte de la humanidad, creemos que necesitamos hacer incidencia pública desde el lugar que nos ubiquemos socialmente, pues ello contribuye a que algunos de los datos que a continuación expongo puedan ser erradicados y en esa medida, las voces, sean individuales, familiares, políticas y/o de colectivos sean unidas en un solo sentir, la co-existencia en el amor y el respeto. 

Un estudio sobre el clima escolar LGBT realizado en el país por Sentiido y Colombia Diversa en 2016, encontró que el 67% de los estudiantes LGBT encuestados se sentía inseguro/a en su colegio debido a su orientación sexual. Similarmente, casi tres de cada cuatro estudiantes LGBT sufrieron de  acoso verbal en su colegio debido a su orientación sexual. 

Ha quedado claro cómo el acoso escolar se vuelve cada vez más difícil de combatir y cómo los índices de suicidio entre adolescentes y jóvenes continúan siendo hechos recurrentes. Según el DANE, en el 2020 hubo 334 suicidios entre jóvenes de 15 a 19 años y 125 casos de suicidio en menores de 15 años. Por esta razón es importante cuestionarnos qué tanto influye en esto el hecho de que los colegios no cuenten con espacios educativos abiertos al diálogo en temas como la diversidad sexual. 

Son estos espacios los primeros acercamientos hacia colombianos más inclusivos que luchen por acabar con la reiterada violencia que sufren las personas de orientación sexual diversa en el país. De hecho, según el Informe de derechos humanos de personas lesbianas, gays, bisexuales y trans en Colombia 2020, la tasa de homicidios de la población LGBT fue de 23,79 por cada 100.000 habitantes y hubo 39.740 amenazas reportadas en el año. Aunque estas cifras fueron menores a comparación con el año pasado, fue el año en el que más personas LGBT fueron víctimas de violencia del que se tiene registro. 

Juntxs tenemos la co-responsablidad de ampliar el conocimiento sobre sexualidad y diversidad sexual y así favorecer generaciones más inclusivas, sin discursos homofóbicos o espacios de discriminación por otros compañeros. 

Firma esta pregunta y compártela. Si llegamos a 350 firmas, se presentará la petición a los miembros del Congreso para que nos den una respuesta. Difunde y comparte esta campaña para que lo logremos. ¡Muchas gracias!