Mi nombre es Claudia Santana Stevens y tengo 45 años. Trabajé y fui amiga de Felisa González Pichipillán, una mujer que fue asesinada en Villarica, el 21 de mayo del 2018.

Aún recuerdo cuando me llamaron para avisarme lo que había sucedido.  Felisa salió a trabajar, pero nunca volvió. Desde ese minuto nos organizamos en un movimiento que buscaba aclarar las causas de su muerte. Hay pruebas claras de que fue un femicidio; que la mató un hombre con quien tenía una relación amorosa.

Felisa tenía un hijo de 9 años que quedó huérfano. 

Era una mujer súper esforzada y sacrificada. Venía de una familia pobre y era la que llevaba el sustento diario para todos. Trabajaba desde los 20 años como asesora del hogar. Nunca se tomaba vacaciones porque sabía que el resto de sus hermanos dependía de ella. Además, era una dirigente social por las personas sin casas y los derechos de las trabajadoras de casa particular. 

Me da pena pensar que de su muerte casi no se ha hablado en los medios. Apenas lo ha cubierto la prensa regional.  A nivel nacional salió una noticia pequeña en TVN. Nada más. No ha tenido el mismo interés mediáticos que otros femicidios. Nadie sabe lo que le sucedió a Felisa.

Han pasado tres años y el juicio recién empieza. El imputado ha intentado, por todos medios, demorar la sentencia en su contra. No entendemos como puede ser que los procesos judiciales demoren tanto tiempo. 

Ella era una mujer mapuche y era pobre. Estaba muy desprotegida frente a muchas situaciones. Es por esto que quiero preguntarles a la Cámara de Diputados: ¿Qué hace el Estado para proteger a las mujeres pobres frente a la violencia machista? ¿Cómo nos protegen ante tantas agresiones?

Para conseguir una respuesta necesitamos el apoyo de todas y todos ustedes, ya que, si alcanzamos los 400 apoyos, esta pregunta llegará a los Diputados y Diputadas, quienes nos tendrán que dar una respuesta en esta misma web.