La normativa para la exportación de aceite no tiene nada que ver con la que los vinos de DO protegidas puedan tener. De tal forma que puede exportarse a granel, en contenedores y no envasado, a cualquier país. Pero es que además, la normativa existente es tan permisiva, que no obliga al país receptor del aceite a indicar su origen en la etiqueta, a la hora de envasarlo.

Por lo tanto o bien España insiste en embotellar su aceite en origen, y así indicar su procedencia, variedades, método de extracción,...o mientras la UE no quiera meterle mano al tema del tráfico de aceites, saldremos perdiendo. Pues nuestra calidad es reconocida mundialmente, principalmente por los que nos compran el aceite a granel, los italianos.

Cañete sólo se comprometió a exigir que en restauración los aceites tuvieran tapones irrellenables. Pero en cuanto se aplicó la ley, aparecieron los “aceites de aderezo”, que al no tener normativa específica, le sirve a la hostelería como vía de escape, añadiendo una hojita de laurel o guindilla o cualquier aderezo, permite rellenar envases de aceite sin normativa alguna.

Así pues  a la UE le queda el papel de regular este transitar sin origen, de materias primas extraordinarias.