Pregunta para Asamblea de Madrid
He superado un linfoma primario de mediastino. ¿Por qué no se mejora la inversión destinada a la investigación del cáncer y se refuerza el servicio de acompañamiento psicológico durante y después de padecer una enfermedad de este calibre?
Me llamo Cristina y vivo en Madrid. Dos años antes de recibir un diagnóstico de cáncer, empecé a padecer episodios de picores en la parte superior del pecho y del cuello. Yo, de entrada, no asociaba los síntomas a la enfermedad en cuestión, ya que acudí al médico varias veces y este me indicaba que se trataba de efectos derivados de padecer ansiedad. También me indicaba que no tenía que preocuparme, ya que era una persona joven. Simplemente, me recomendaba reducir el ritmo de trabajo.
Después de un tiempo, decidí hacerme una analítica, ya que me iba un tiempo a estudiar en el extranjero y quería irme tranquila. Los resultados salieron un poco alterados en relación con el hierro; pero de nuevo, los médicos me indicaron que no había para que preocuparse, que seguramente la alteración era debido a la menstruación. Después de unos meses, empecé a encontrarme muy mal. Además, me sentía muy cansada y me mareaba. Decidí acudir al médico otra vez. Allí, me hicieron un electrocardiograma y las pulsaciones aparecieron muy altas. Entonces, me derivaron a urgencias. Allí empezaron a hacerme pruebas de todo tipo hasta que el día 14 de enero de 2020 me informaron de que tenía una masa muy grande ubicada en la parte superior del pecho y que tenía que quedarme ingresada. Siguieron haciéndome pruebas durante una semana más, hasta que me diagnosticaron un linfoma primario de mediastino en estadio 4.
Me derivaron a la unidad de hematología y después de dos días empecé a recibir tratamiento. Me hicieron quimioterapia de dos tipologías. Una, implicaba ingresar durante cinco o seis días y recibir 24 horas de quimioterapia cada 20 días. La otra, me la daban entre ciclos de la mencionada. Mi proceso de enfermedad y la evolución de la misma desde el momento en que me empezaron a tratar fue bastante positivo. No tuve complicaciones ni pronósticos muy malos, y tuve pocos efectos secundarios derivados de los tratamientos. Aun así, considero necesario destacar la necesidad que hay de que se refuerce el servicio de acompañamiento psicológico en los hospitales. Es imprescindible que cuando tienes que afrentarte a un diagnóstico como el mío, a todo el proceso de enfermedad que conlleva y a la vuelta a la vida “convencional”, cuentes con la oportunidad de recibir el soporte de un profesional para cuidar, también, la parte anímica.
Es por este motivo por el cual me dirijo a los políticos de la Asamblea de Madrid, ya que son quienes me representan, para que me respondan a la pregunta concreta: ¿Por qué no se refuerza el servicio de acompañamiento psicológico durante y también después de padecer una enfermedad de este calibre? También quiero plantear que considero imprescindible que se garantice que todas las mujeres que tienen que recibir tratamiento oncológico y que están en edad fértil tengan la posibilidad de congelar óvulos.
Finalmente, creo primordial que se mejore la inversión destinada a la investigación del cáncer para garantizar, así, desde diagnósticos tempranos hasta la mejora de los tratamientos y el aumento de casos que se terminan curando.