Me llamo Cristina y he superado un cáncer de ovario.

Los síntomas empezaron en 2017, cuando tenía 26 años. Sufría constantes episodios de infecciones y dolor en costado. Acudí a Urgencias en cinco o seis ocasiones, pero no daban con el motivo de mi malestar.

En una de mis revisiones ginecológicas, al ver que tenía quistes en el ovario, me realizaron una laparoscopia. Al ver los resultados, observaron que tenía células malignas en el peritoneo. A las dos semanas, tras analizar la muestra, me llamaron y me diagnosticaron carcinoma de ovario seroso de bajo grado en estadio 3B, lo que significa que la enfermedad ya no estaba solamente en el ovario.

A continuación, me practicaron una histerectomía total y, pasado un mes, empecé con el tratamiento de quimioterapia en seis ciclos. Al ser joven, la cirugía y el postoperatorio fueron muy bien; y la quimioterapia, aunque me sentó bastante mal, funcionó.

Después de un año ‘volví a la vida’, me reincorporé al trabajo y seguí con mi rutina habitual. No fue fácil, pero con ayuda de expertos pude colocar todo en su sitio y ver la vida desde otra perspectiva.

Es importante dar visibilidad a este tipo de tumores, que las mujeres sean conscientes de la importancia de las revisiones ginecológicas, practicar ejercicio regularmente y tener una dieta saludable.

Por otra parte, me dirijo a la Asamblea de Madrid con el objetivo de que destinen más recursos en técnicas de diagnóstico precoz y prevención, fomentando hábitos como el ejercicio físico, y facilitando las revisiones ginecológicas desde la Seguridad Social.