Pregunta para Congreso de los diputados
No son solo 3 personas despedidas, son miles de empleos en riesgo. ¡Digamos no a las condiciones precarias de Amazon!
Mi nombre es Daniel Ripa, y hoy les vengo a explicar la situación de 3 personas en Asturias que son el reflejo de muchos trabajadores en España. Fueron despedidos por llevar a cabo su derecho fundamental como trabajadores: pedir unas condiciones dignas de trabajo. Ellos pertenecen a Delcom, una de tantas empresas ficticias que ayuda a crear Amazon para repartir sus productos y en las que se trata a los empleados y empleadas en unas condiciones de explotación alarmantes. Los que te llevan a casa los paquetes son falsos autónomos o, en el mejor de los casos, dependen de empresas impulsadas por la propia Amazon, que así se asegura evitar cualquier responsabilidad sobre las condiciones laborales de sus repartidores. Llevan semanas acampados en huelga indefinida frente a la planta de distribución de la Amazon en Meres (Siero), aguantando la frecuente lluvia y el frío, las presiones de la compañía y el silencio de muchos medios de comunicación. ¡Ayudémosles!
Amazon anunció en enero del año pasado la ampliación de su presencia en Asturias, con la construcción de otro nuevo macrocentro logístico en Asturias, donde se planea contratar a partir de este otoño a 2.000 empleados (cinco veces más que los 300 o 400 actuales), que ahora sabemos que serán contratados en unas condiciones similares a las que estamos denunciando. Este aterrizaje de la multinacional está siendo completamente irregular. La empresa negoció en secreto durante un año con el gobierno asturiano, que a su vez les modificó la legislación a medida y facilitó permisos y terrenos en condiciones ventajosas para su nueva y gigante nave logística en un polígono industrial público.
Las grandísimas empresas tienen una influencia muy grande sobre la administración. Y en este caso se ha demostrado. Los gobiernos a veces actúan como meros agentes comerciales de estas compañías. Pero es posible reivindicar el papel de estas instituciones de exigir más a las multinacionales. No es cierto que un gobierno no tenga capacidad de ponerles límites. Además,este tipo de empresas tributan fuera del país y las condiciones para los trabajadores son pésimas, lo que le permite una competencia desleal con el comercio autóctono que lleva toda la vida pagando impuestos.En 2021, Amazon sólo abonó un 4,6% de impuestos en España, a pesar de ganar 6.000 millones de euros, casi el doble de todo el presupuesto autonómico asturiano. Como consecuencia, habrá un impacto agresivo y negativo en el empleo creado por nuestros comercios locales y grandes superficies. Los estudios en Francia y Estados Unidos dicen que por cada empleo generado por Amazon, se destruirán dos.
Cuando denunciamos lo que estaba sucediendo, decenas de trabajadores de las subcontratas de Amazon comenzaron a contactarnos y a contarnos su situación laboral. Allí descubrimos que en el reparto hay dos procesos, la gente que distribuye los paquetes en la planta donde una parte sí son personal de la empresa, pero que tienen alta rotación en el trabajo ya que la empresa promueve que la gente se marche y sufren muchas bajas por problemas de salud física y mental, por el ritmo de trabajo y el control constante. Y luego, los que te lo llevan a casa, que son falsos autónomos y falsas empresas que crea Amazon por medio de su plataforma Amazon Delivery Service Partner. Son empresas que en su gran mayoría trabajan sólo para Amazon y que son ficticias, porque la multinacional pone todo lo necesario para la actividad, excepto la relación laboral directa con los trabajadores. Eso les permite contratar a los trabajadores en unas malas condiciones y estos son los que se están movilizando en Asturias.
A los tres trabajadores despedidos los echaron por ser los cabecillas de la denuncia y por pedir unos derechos laborales básicos, como organizarse sindicalmente o que no te llamen constantemente a trabajar con menos de un día de anticipación. Lo decimos bien claro: tiene que haber una readmisión de los despedidos. No se puede permitir que se despida a la gente por querer mejorar sus condiciones de trabajo: solicitar sus vacaciones con antelación, que tengan los mismos sueldos que otros trabajadores con la misma función, que se les preavise de sus turnos, que se afilien al sindicato que deseen. Quieren callar a miles de personas afectadas en todo el país y evitar que las y los trabajadores actuales y futuros de Amazon y sus subcontratas exijan un trabajo digno, como en cualquier otro sector. Pero hay otro riesgo: que las condiciones precarias de Amazon, que le permiten ofertar precios bajos, las extiendan a otras empresas y al sector de reparto y transporte, lo que provocará la precarización de miles de empleos en otras empresas y sectores del país.
Necesitamos asegurar estándares mínimos laborales, y luego exigir que se cumplan. Porque este tipo de modelos de trabajo de Amazon se están haciendo hegemónicos, basándose en el miedo, la precariedad y la rotación de su plantilla. La persona que abre la boca es despedida: al mínimo movimiento, la aplicación que llevan en su teléfono móvil les desactiva el acceso a las instalaciones de la compañía. Sus trabajadores y trabajadoras son controlados constantemente, llevándolos a graves problemas de salud física y mental. Si van al baño más de lo normal, si pierden el tiempo hablando con un compañero, si ese día rinden peor porque tuvieron un problema familiar. Todo eso puede provocar su despido. ¿Qué se puede hacer? Hay que regular mejor este sector y asegurar unas condiciones de trabajo dignas. En los últimos años ha habido avances por el Gobierno, como la aprobación de la ley rider, pero está en nuestra mano actuar a mayor escala antes de que sea tarde.
Por eso, le pedimos a las instituciones, en concreto al Congreso de Diputados que actúen en esta situación. No son sólo 3 personas despedidas, son miles de empleos y sectores completos en riesgo de caer en la explotación. ¡Digamos no a las condiciones precarias de Amazon! Asturias siempre fuimos un referente por nuestra historia de lucha obrera. Aquí vamos todos a una por los derechos de todos y de todas. Por eso, con tu firma podremos llegar más lejos y que se nos escuche. “O nos salvamos con el alma colectiva o con el alma individual nos vamos todos al infierno”, decía el histórico sindicalista asturiano Luis Redondo. La acción colectiva puede hacer más de lo que nos dicen y es capaz de frenar las injusticias.¡Basta de explotación laboral!