Priorizar lo urgente
Buenos días Jennifer, efectivamente no tiene ningún sentido que en un tratamiento urgente como el tuyo, este no se pueda realizar por la falta de un recurso que no tiene un coste tan elevado como son las camas en aislamiento.
Así mismo, me ha llamado la atención algo más en tu exposición y es que no se os proporcione apoyo psicológico. Creo que es fundamental no solo para vuestra calidad de vida m mientras dure el proceso sino también para mejorar las posibilidades de éxito.
Por estas dos cosas, me comprometo desde nuestro papel de oposición a llevar preguntas al ejecutivo para aclarar el primer punto y una Propuesta de Impulso para incorporar el apoyo psicológico durante los tratamientos como el tuyo.
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Me llamo Jennifer y vivo en Extremadura. A finales del año pasado me empecé a percatar de que cuando hacía algún esfuerzo, se me hinchaba una de las venas del brazo izquierdo. De entrada, no le di mucha importancia, pero con el tiempo empecé a ver que se me empezaban a hinchar, también, las venas del cuello. Entonces me empecé a preocupar. Decidí explicarle los síntomas a mi médico de cabecera, que consideró que no debía de preocuparme. Aun así, yo no me quedé tranquila, ya que había empezado a notar molestias hasta cuando me esforzaba para hablar. Después de dos días de la visita en cuestión, di positivo en Covid-19 y cuando terminé la cuarentena, como los síntomas no remitían, decidí visitarme con un médico privado. Me hicieron algunas pruebas, pero no detectaron nada. Consideraron que podía tratarse de los efectos derivados de una depresión o de padecer ansiedad, así que me recetaron antidepresivos, aunque yo no me sentía de la forma que describían.
Las venas cada vez se me hinchaban más y se me empezó a hinchar, también, la cara. Me recetaron un tratamiento que me funcionó relativamente, pero finalmente tuve que acudir a urgencias. Me dejaron en observación y me empezaron a hacer un seguido de pruebas; entre ellas, una analítica que salió un poco alterada. Los médicos me indicaron que tenía que quedarme en observación durante la noche, ya que según lo que podían concluir, presentaba riesgo de padecer un trombo. La mañana siguiente me hicieron un TAC con contraste y este mismo día me informaron de que me habían detectado una masa en la zona del tórax que se tenía que curar con quimioterapia o con radioterapia. Yo, ante la noticia, me quedé muy sorprendida, ya que no me explicaron nada más y entonces me encontraba sola en el hospital debido a la pandemia. Al día siguiente me practicaron una biopsia y, aunque los resultados tardaron unos 15 días, en dos o tres días, una vez estuve ingresada en planta, empecé con un tratamiento de radioterapia. Los médicos me informaron que necesitaban empezar a actuar por el peligro que conllevaba la ubicación del tumor; podía provocarme asfixia.
Cuando terminé, empecé con el tratamiento de quimioterapia que se compone de seis ciclos suministrados en aislamiento cada 21 días. Finalmente, me informaron de que padezco un Linfoma primario del mediastino que se encontraba en estadio II. En estos momentos, me he sometido a tres ciclos de quimioterapia y estoy pendiente de que me hagan las pruebas pertinentes para determinar si los tratamientos están funcionando.
El proceso de enfermedad con el que estoy lidiando me ha hecho ver algunas carencias como, por ejemplo, la falta de acompañamiento informativo. Cuando empecé con los tratamientos me informaron sobre los efectos secundarios que podía desarrollar, pero no me explicaron que podía ser que me quedara infértil. Tuve que preguntarlo yo e insistir en que me informaran sobre ello. Finalmente, me explicaron las posibilidades que tenía para ser madre si finalmente me quedaba estéril y me informaron de que de entrada no mencionaron este aspecto porque debido a mi afección, consideraron que primaba mi salud. Por otro lado, tampoco se me ha informado sobre las ayudas económicas disponibles para pacientes oncológicos ni como acceder a ellas. El cáncer deja un lastre económico importante derivado del contexto de enfermedad y no todo el mundo puede hacerle frente; teniendo en cuenta esta realidad, considero que se debería de actuar en pro de hacer estos trámites burocráticos de manera ágil y fácil. Finalmente, en relación con la información, pero desde otro punto de vista, creo que las instituciones deberían de trabajar sobre campañas informativas a nivel social sobre el cáncer para normalizar la enfermedad y para ayudar tanto a pacientes oncológicos como a familiares y a amigos a saber lidiar con el proceso con un estado anímico conveniente.
Por otro lado, quiero poner sobre la mesa el hecho de que durante todo el tiempo que llevo tratando mi patología, no se me ha ofrecido ningún tipo de acompañamiento psicológico. Es imprescindible poder hacer frente a la enfermedad con un correcto estado anímico, ya que el mismo influye en el proceso de curación. También en relación con el hospital y sus servicios me gustaría destacar que mi tratamiento se ha tenido que retrasar algunas veces por falta de camas; no puede ser que haya 11 camas en aislamiento para toda una provincia entera. Se debería de invertir a favor de dar prioridad a lo que realmente es urgente.
Es por lo presentado que me dirijo a los políticos de la Asamblea de Extremadura, ya que son quienes me representan, para que respondan a las preguntas: ¿Por qué además de mejorar la inversión para la investigación no se garantiza el acceso pautado a los tratamientos urgentes?, y ¿cuándo se va a destinar una partida que garantice aspectos relacionados con el bienestar del paciente como el acompañamiento psicológico y el acompañamiento informativo?