Mi nombre es Edgar, tengo 30 años, y actualmente llevo dos meses ejerciendo mi profesión de profesor tras varios meses que me despidieron. Solo conseguía trabajos temporales, muchos de ellos tan solo me pagaban 300 euros, y en Cataluña, con eso no te da ni para independizarte ni para subsistir. Tengo una carrera de historia y estoy realizando el máster de profesorado, porque básicamente, sin el máster muchas profesiones no se pueden ejercer o te ponen muchas trabas para poder hacerlo, como me pasó a mí. 

Durante estos años, he sufrido situaciones laborales precarias muy desagradables en el sector privado. Una de ellas, nos monitorizan a través de una app nuestra productividad. Cada segundo que no estábamos activos lo contabilizaba. Y solo nos dejaban 30 minutos para comer, ir al baño o cualquier cosa que nos correspondiera. Incluso, nuestro contrato databa de 30 horas semanales y siempre hacíamos 40 horas mínimo. 

Cuando fue la subida de los sueldos, en vez de subirnos cuando fuimos a reclamar nuestro derecho, se negaron. Nos hicieron trabajar 30 horas y nos mantuvieron el sueldo. Y yo al ser uno de los que mostró su disconformidad, empezaron a utilizar la aplicación para poder echarme. Varios compañeros bajaron su productividad para ver si también a ellos les controlaban o si realmente me estaban controlando para poder despedirme. Y a pesar de hacer mi trabajo tal y cómo ellos quería, como fui de los que pidió esa subida, en vez de renovarme y hacerme fijo, me avisaron sin los días con antelación y me despidieron.

Lo mismo sucedió en otro trabajo. Puede ejercer como educador social y me encantaba este trabajo. El feedback era muy bueno, y como todos, tenía cosas que mejorar que me mostraban pero que me animaban porque estaban muy contentos con mi trabajo. De la noche a la mañana empezaron a ponerme problemas con las vacaciones. A mí se me acababa el contrato y todo indicaba que me renovarían, por lo que acabé pidiendo un préstamo para comprar una moto porque mi coche se había roto.

En la empresa todo el feedback era bueno. Pero empezó a resultar raro que tuvieran tantos problemas para darme las vacaciones. Cuando finalmente me las concedieron, justo coincidían con el final de mi contrato, como todo iba bien no tuve ningún problema. A los dos días antes de irme, todo cambió. Justo antes de coger las vacaciones me dijeron que ya no iba a renovar, que no querían seguir contando conmigo. El feedback pasó a ser todo lo contrario. Y con el tiempo empecé a ver varias cosas que llevaban haciendo para poder despedirme. Sobre todo, porque así no tenían que pagarme ningún finiquito y podrían despedirme solo pagando las vacaciones y con los días naturales correspondientes por sumar las vacaciones al aviso…

Como yo, son muchos jóvenes que se ven en situaciones tan precarias como estas. Por ejemplo, entre el 80% de mis amigos viven con sus padres porque no tienen ni trabajo ni sueldos que les permitan emanciparse. Por eso me gustaría preguntarle al Parlamento de Cataluña, ser joven y tener un trabajo con un sueldo mínimo, parece algo imposible, ¿por qué se permite a las empresas que nos maltraten de esta forma? Somos una de las generaciones que más precariedad laboral están viviendo. ¿A qué esperan para solucionarlo?

Con tu firma no solo ayudarás a tantos jóvenes que estamos aquí a la espera de unas condiciones justas y luchando por un sueldo mínimo. También ayudarás a todas las generaciones que vienen y que se levantan con un futuro incierto a sus espaldas. No es normal que nos despidan y tengamos que suplicar por un trabajo cuando tenemos una formación que nos hace valer como profesionales. No es normal que gran parte de los másteres públicos no se puedan acceder con becas porque son másteres propios. Es hora de invertir en nuestra educación y en una mejora de las condiciones laborales.