Me llamo Eduard y he sobrevivido a una leucemia linfoblástica aguda.

El en año 2017, cuando tenía 37 años, me sometí a una revisión médica en el trabajo. Al día siguiente me llamaron y me dijeron que fuese con urgencia al hospital, pues los resultados de la analítica mostraban algunos valores muy alterados.

Cuando llegué a Urgencias, tras realizarme algunas pruebas, me confirmaron que padecía una leucemia linfoblástica aguda y me quedé ingresado. Me explicaron el protocolo a seguir para combatir mi enfermedad, el cual incluía necesariamente un trasplante, y a los dos días empecé el tratamiento.

En primer lugar me administraron varios ciclos de quimioterapia y, a continuación, de radioterapia. Después llegó el trasplante y, una vez recuperado, me volvieron a dar algunos ciclos de quimioterapia. Ahora, aunque todavía no me han dado el alta, me encuentro en remisión completa y me someto a revisiones periódicas de control.

Aunque por suerte estoy curado, sé que mi vida no volverá a ser la misma. La agresividad de los tratamientos que me administraron me ha dejado bastantes secuelas con las que tendré que convivir para el resto de mi vida. Además, a nivel psicológico me hubiese gustado recibir más ayuda, así como un mayor respaldo económico y laboral, ya que a raíz de la baja que tuve que pedir cuando me diagnosticaron la enfermedad me quedé sin trabajo.

Por ello, con esta iniciativa, pido al Parlament de Catalunya que destine más recursos a la investigación del cáncer, al apoyo psicológico y al respaldo económico y laboral de las personas que atravesamos esta enfermedad.