Hola, mi nombre es Elizabeth Araiza, soy educadora sexual especializada en personas con discapacidad, estoy por terminar la Licenciatura en Psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México, nací con parálisis cerebral pero eso no me ha impedido lograr mis metas.    

Desde muy pequeña me enfrenté a diferentes situaciones debido a la parálisis cerebral, la información era escaza y no se hablaba mucho de inclusión, aunado a que en mi familia los recursos económicos estaban limitados y no tuve la oportunidad de asistir a la escuela. Fue hasta los 10 años que uno de mis hermanos me enseñó a leer. A los 24 años comencé a estudiar la primaria, por mi condición estoy en silla de ruedas y la movilidad es complicada ya que tengo que salir en taxi a cualquier lugar, yo quería estudiar la preparatoria pero los gastos eran insostenibles para mí y mi familia, por lo que estudié algunas carreras técnicas. Posteriormente, llegó la oportunidad de estudiar la preparatoria y realicé el examen de admisión para la UNAM, en donde fui aceptada en la Licenciatura de Psicología.   

Los padres ven a sus hijos con discapacidad como angelitos, y cómo tal consideran que son inocentes y no tienen necesidades, en algunos casos creen que llegaron a su vidas para darle sentido a ésta. Sin embargo, como para cualquier persona, la adolescencia es una etapa en donde el desarrollo emocional y físico se hacen presentes. En mi caso la adolescencia ha sido la etapa más difícil de mi vida porque además de la parálisis cerebral me enfrentaba a los cambios corporales y la falta de información afectó mi vida sexual. Más allá de querer tener una vida sexual activa quería afecto, sentir una caricia o un abrazo. Tuve que informarme en internet y el desconocimiento me llevó a exponerme mucho, en ese sentido.    

Ante esta situación, me di cuenta de la necesidad de sensibilizar a los padres y personas con discapacidad de sus derechos sexuales y reproductivos. En este trayecto de mi vida una persona me dio la oportunidad de estudiar un Diplomado de Sexualidad, por el cual me convertí en Educadora Sexual. Actualmente, me dedico a dar talleres, platicas y conferencias a padres e hijos con discapacidad para que cuenten con la información sexual correcta, de acuerdo a cada tipo de discapacidad.   

Comparto mi historia y hago un llamado a las autoridades para que los derechos sexuales y reproductivos de las personas con discapacidad sean respetados y se ejerzan de manera adecuada. De igual manera, es vital contar con servicios médicos inclusivos y personal médico especializado para atender a las personas con las diferentes discapacidades que se encuentran (motriz, auditiva, visual y psicosocial), además de instalaciones y formatos accesibles. La salud sexual es un derecho humano, sin importar la condición física o motriz de una persona, es fundamental que en México se impulse una educación sexual más humana e incluyente.