Gracias Carmen por esta pregunta de tanta actualidad:

Que duda cabe que el debate electoral es un instrumento de contraste que los ciudadanos agradecen particularmente; pero es también un arma de dos filos, tremendamente peligrosa.

Dicho esto y con total sinceridad digo que beneficia más a la oposición que a quien se presenta a las elecciones desde el poder. Por eso, quienes se hallan en esta posición son tan renuentes a admitirlo, y los oponentes lo reclaman por principio.

Los cambios de criterio de los electores no se producen como consecuencia de repentinas conversiones o los efectos de la propaganda electoral. Responden a análisis y decisiones más profundas, desarrolladas  durante más largos periodos de tiempo. La propaganda electoral, en todo caso refuerza, pero no convence a quienes no lo están.

Es precisamente en los sectores menos críticos y con menos capacidad de análisis, donde la simpatía o no que despierte cada candidato puede repercutir, incluso al margen del programa, lo que los públicos voten. Y es en ese tipo de público donde más efecto causan los debates.

Si que ponen a prueba la capacidad de los líderes en mucha mayor medida que cualquiera de las otras prácticas de una campaña electoral. En este sentido cabe afirmar que los debates celebrados no han supuesto ni victorias aplastantes de uno ni derrotas humillantes del otro, como corresponde precisamente a las dos personas llamadas a gobernar una nación o una  comunidad autónoma en los próximos cuatro años. 

Yo personalmente pienso que hay que acudir (realicé la campaña de las elecciones municipales de 2015 como candidato a la Alcaldía de Zaragoza un debate con el candidato "podemita" Pedro Santisteve, que fue retransmitido en streaming  y con público, sin que legalmente fuera obligatorio) porque desde mi punto de vista de lo que defendiendo en cuanto a la filosofía a la que responden los debates: la posibilidad real al alcance de todos los ciudadanos de asistir a un enfrentamiento civilizado de programas, ideas, personalidades y caracteres, eso es bueno.  Es decir, todo lo que ayuda a elegir mejor bienvenido sea para nuestro sistema democrático. 

¡Saludos!