Mi nombre es Elvira Fernández, soy docente de Educación Primaria y también divulgadora. En los últimos años me he dedicado al rediseño de ambientes lúdicos y patios inclusivos, ayudando a colegas de profesión a formarse en este tema.

Yo siempre hago la puntualización para la gente que quiere meterse en este mundo. El patio de recreo tiene que ser un lugar en el que niños y niñas juegan perfectamente en armonía.

Sin embargo, ¿sabes qué en la actualidad hay niños y niñas que no juegan porque no han aprendido a jugar o porque nadie les ha dado las herramientas para acceder al juego? Al hablar de un patio inclusivo hablamos de un espacio en el que se plantean juegos adaptados a todo tipo de diversidades. Un patio inclusivo es cambiar tanto el patio escolar en su estructura como en la forma de organizarlo.

A la hora de abordar el juego en un patio de recreo nos encontramos dificultades de diferente índole. Sobre todo se piensa para niños con diversidad funcional. Este tipo de niños y niñas no pueden acceder al juego porque no lo entienden. Necesitan que se lo acerquen de acuerdo a su modo de percibir los estímulos de su alrededor. Pero el alumnado objeto de un patio inclusivo no tiene porque tener este tipo de necesidades. Puede que sean estudiantes con fobia social, con dificultades para relacionarse o en una preadolescencia temprana.

Este tipo de espacio no es tomado en cuenta en la educación de niñas y niños españoles. Si bien dentro del aula están consideradas este tipo de necesidades, no lo está en el patio de recreo, lo que significa que a nivel legal ni se le ha prestado atención. En España no se toma en cuenta el papel del patio de recreo en el desarrollo de los niños y niñas, sin embargo, el derecho al juego sí está legitimado por la ONU desde 1958: “Los estados parte reconocen el derecho del niño al descanso, al juego y a las actividades recreativas en general”.

Aun con esto, este derecho al juego se vulnera a diario en nuestra sociedad: no hay grandes áreas recreativas, el beneficio económico ha hecho que los niños tengan menos espacios para jugar, los planes urbanísticos se han hecho desde una mirada adultocentrista, etc. De ahí que sea tan importante que esto se legisle.

Hay que tomar dos medidas. En primer lugar, sería ideal que cada centro escolar tenga una coordinación de patios. Además de ser el único lugar donde juegan, son el espacio donde desarrollan sus habilidades sociales (empatía, pensamiento crítico, ciudadanía, etc).

También sería necesario hacer dos cambios en todos los patios escolares. Habría que transformar los patios que solamente tienen pistas deportivas pues no dan lugar al juego social. Los centros escolares que iniciamos procesos de rediseño de ambientes lo hacemos para brindar oportunidades a niños y niñas que no quieren hacer deporte en el recreo, brindándoles otras oportunidades de ocio.

Por otro lado, sería necesaria la formación de docentes en pedagogía de patios inclusivos pudiendo crear un plan de acción, que atenderá a las necesidades de cada centro. La opinión de los docentes no se suele tomar en cuenta a la hora de legislar, motivo por el cual necesitamos hacernos oír.

Lo primero que pediría es que se contemple más ampliamente la convivencia escolar en los currículum oficiales, y sobre todo, su aplicación en el patio de recreo. Esto es lo que nos puede dar la llave para una sociedad más empática. Es fundamental contar con toda la comunidad educativa: el colegio no es de los alumnos y profesores, sino de toda la ciudadanía.

Pido vuestra ayuda, pues si obtengo los apoyos requeridos los políticos darán una respuesta a mi pregunta en la web de Osoigo. Ayúdame a difundir esta petición para que este mensaje llegue a todas las personas posibles y podamos cambiar el futuro de nuestras infancias.