Pregunta para Congreso de los diputados

Me llamo Emma. Tuve depresión y pensamientos suicidas. También padezco migraña crónica y endometriosis. ¿Cuándo se van a dar charlas en los centros educativos sobre salud mental y endometriosis para que los niños sepan reconocerlas en el futuro?

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Emma Lucy Cozens Pregunta de Emma Lucy Cozens

Hola. Me llamo Emma y tengo 24 años. He pasado por una depresión con pensamientos suicidas, y padezco migraña crónica y endometriosis

Los síntomas de la migraña me comenzaron con 18 años, en el 2015. La primera vez ocurrió cuando estaba de vacaciones. Seis semanas después tuve otra y, a partir de entonces, cada semana nuevamente. Al mes y medio, además de las migrañas, me apareció otro dolor de cabeza de característica tensional, que iba y venía, pero estaba presente todos los días. En esta época yo vivía en Inglaterra y mi médico se negó a mandarme a un especialista

Posteriormente, me vine a España a vivir, fui al médico de nuevo porque los dolores persistían y ya, por fin, me mandaron al especialista. Allí, al principio me diagnosticaron cefalea crónica, pero hace un año me dijeron que se trataba de migraña crónica.

Estuve con varios tratamientos, pero ninguno me ayudó con el dolor diario hasta que probaron con el bótox. Me iba muy bien hasta que, pasado cuatro años, de repente, dejó de hacer efecto y volvieron los dolores diarios. Ahora estoy en tratamiento con Aimovig, un anticuerpo monoclonal, y estoy empezando a mejorar.

Por otro lado, a finales de 2017 me diagnosticaron la endometriosis. Cuando era adolescente, no tenía casi dolor de regla, pero con el tiempo comenzó a dolerme cada vez más. También empecé a tener pinchazos durante todo el mes, no solo cuando tenía la regla. Duraban solo unos segundos, o máximo unos pocos minutos, pero eran muy, muy fuertes. 

Cuando fui al médico por primera vez, por los dolores provocados por la endometriosis, me dijeron que “era normal, no me pasaba nada”. Yo salí llorando de la consulta. Cambié de médico y entonces me mandaron al ginecólogo. Finalmente me derivaron a un centro de endometriosis que ha sido donde me han estado tratando

La depresión y los pensamientos suicidas fueron más o menos en la misma época. Había pasado muy poco tiempo desde que empezaba a encontrarme bien de la cefalea crónica hasta cuando comenzaron los dolores de la endometriosis. Estaba muy mal mentalmente porque justo cuando me encontraba mejor, me aparecía otra patología, y caí en una depresión.

Con respecto a los pensamientos suicidas, todo empezó con pensamientos fugaces, de unos meros segundos, que se me fueron de la cabeza tan pronto como habían venido: “¿Y si caminara hacia el tráfico? ¿Y si me tirara a la vía?”. Estos pensamientos, con el tiempo, se convirtieron en imágenes en las que me veía a mí misma quitándome la vida, sobre todo cortándome las venas. Empecé a alarmarme, pero no veía una salida. No sabía cómo hacer para que desaparecieran de mi cabeza

Un día, al volver a mi casa en Madrid tras las navidades, me encontré en medio de la cocina. La imagen en la que me cortaba las venas me invadió la cabeza y no podía quitármela. Empecé a sentir una fuerte presión en el pecho, pero la imagen proseguía. Caminé hacia el fregadero y cogí un cuchillo que había en el escurridor. Lo acerqué a la muñeca y lo sostuve a medio centímetro de la piel. Parecía eterno, pero creo que fueron solo unos segundos hasta que solté el cuchillo y lo dejé caer al fregadero. 

Ese fue el momento que más cerca he estado de quitarme la vida. Aquel día fue hace poco tiempo, pero parece una eternidad. Ahora soy una persona feliz, sonriente y encantada de la vida

Quiero transmitir a todas las personas que se encuentran en una situación similar a la mía, que de esto se sale. ¡De esto saldrás! Aunque no te lo creas ahora, créeme, un día las cosas mejorarán y volverás a ser tú. Yo soy testimonio de ello. 

Por todo lo plasmado, lanzo la siguiente petición al Congreso de los Diputados para que haya más visibilidad e investigación tanto para la endometriosis como para la salud mental. 

De igual forma, necesitamos que aumenten las unidades de prevención y acompañamiento para personas que están en una situación de depresión o con pensamiento suicidas. 

Por otra parte, queremos que los profesionales sanitarios se formen en las enfermedades invisibles, como, por ejemplo, la endometriosis. Al principio, mi médico de cabecera no me creía e incluso el primer ginecólogo que me atendió tampoco, alegando que estaba todo bien porque no se veía nada en la ecografía (cuando, en la mayoría de los casos, las lesiones de la endometriosis no aparecen en imágenes diagnósticas). Pasé por mucha angustia a causa de todo esto y, seguramente, contribuyó a que cayera en la depresión, pues me hacían sentir que era todo imaginación mía.

Por último, y muy importante, es necesario que se hable de la endometriosis y de la salud mental en los colegios. Los centros educativos no imparten conocimientos sobre estas enfermedades y es esencial que, desde pequeños, se sepa de qué tratan estas patologías para reconocerlas de inmediato en el futuro

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