Me llamo Encarna y la búsqueda de mi preciado bebé tardó 10 años en hacerse realidad. Largos días, horas y minuto tediosos en los que me he autocastigaba cuestionándome constantemente qué estaba haciendo mal, qué ocurría en mi cuerpo para estar viviendo con tanto sufrimiento el deseo más bonito de querer ser madre.

Las pérdidas me hacían sufrir horrores psicológicamente, me herían el orgullo, nunca me había odiado tanto a mí misma, y el estar hormonándome constantemente tampoco ayudaba demasiado en esta montaña rusa de emociones. Tarde mucho, demasiado tiempo, en comprender la importancia de mi salud mental para conseguir mi objetivo, el sentirme acompañada y disfrutar del proceso de crear vida, junto a una especialista en reproducción asistida que me ayudase en mi gestión emocional. 

Fue en ese momento cuando surgió el milagro, y por ello que lanzo esta petición. Para que se conozca que el aspecto emocional, condiciona las posibilidades de conseguir ese embarazo tan deseado. Es imprescindible un acompañamiento terapéutico en salud mental para sentirse comprendida, asesorada y guiada durante los procesos tas costosos de fertilidad, tanto en el ámbito público como privado. 

El impacto emocional afecta a nuestro cuerpo, a nuestra biología, y la incertidumbre, la soledad, el duelo de las pérdidas, genera un círculo vicioso perdiendo la oportunidad de ser padres y alterando nuestras vidas diarias

Para todas aquellas familias que inician la búsqueda de un bebé y su ilusión, se acaba convirtiendo en rabia, frustración e impotencia, que busquen ayuda especializada hasta que la sanidad se dé cuenta de su importancia.

Desde la sociedad, se nos anima como mujeres a posponer nuestra maternidad a priorizar la vida laboral o la estabilidad económica. Y no se nombran apenas los riesgos que conlleva la maternidad a edades tardías, sin incidir sobre los tóxicos ambientales causantes de muchos casos de la infertilidad. Si la salud mental de las madres es tan importante para su maternidad, seamos conscientes y cuidémosla.