Alopecia femenina, visibilidad y estereotipos sexistas y machistas
Buenas Jessica
gracias por dirigirte a nosotras.
No puedo estar más de acuerdo contigo en la reflexión realizada sobre “falta de visibilidad“ y las consecuencias “de los estereotipos de género”. Estereotipos machistas y sexistas, que han venido marcando sobre cómo debe ser nuestra feminidad. En este sentido, debemos seguir luchando y aumentar esfuerzos por acabar con esos estereotipos y roles que nos asignan, y que nos son pilares básicos para la desigualdad de trato y oportunidades que todavía sufrimos las mujeres. La igualdad es el camino, y la educación y la eliminación de estereotipos sexistas y machistas es la palanca de cambio. Ahí me tienes para seguir aportando y luchando.
Es una evidencia que la alopecia femenina ha aumentado en los últimos año, por lo que en relación a las otras propuestas, me pongo a tu disposición para poder conocerlas y estudiarlas detenidamente.
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Me llamo Jessica, tengo 39 años y tengo alopecia femenina.
Todo empezó cuando tenía 12 años y se me empezó a caer el pelo por zonas, se llama alopecia areata. En ese momento no le di mucha importancia porque se me caía y luego me volvía a salir, pero a los 19 años en cuestión de 4 meses se me cayó todo el pelo. El proceso de aceptación fue muy complicado y difícil de asimilar. No quería salir de casa, no me atrevía salir a la calle, tuve que ir a un psicólogo.
Al poco tiempo me volví a recuperar. Me volvió a crecer el pelo, pero al cabo de los años de nuevo se me volvió a caer. De nuevo tuve muchos problemas sociales, me daba vergüenza. Además, soy diseñadora y trabajaba como diseñadora de imagen y maquilladora por lo que me tuve que enfrentar al mundo de la imagen de lleno, sin contarlo, ocultándolo, sufriendo muchísimo. Yo no me aceptaba a mí misma era incapaz de decirle a los demás que tenía alopecia, porque para mí era traumático. El mundo de la imagen es muy exigente para las mujeres porque vivimos en una sociedad donde a las mujeres se nos exigen unos cánones de belleza perfecta, y yo al trabajar en ese mundo era una exigencia constante. Por ello, cuando decidí ser maquilladora fue porque quería ayudar a otras mujeres que pudieran sentirse como yo. A través del maquillaje lo que pretendo es que se sientan cómodas, seguras para una mayor autoestima y empoderamiento de sí mismas, no para encajar en los estereotipos femeninos asentados en la sociedad.
Con el tiempo fui aceptándolo, tras mucho trabajo personal, y además tuve la suerte de encontrar una marca Free Style que no solo me brindó la opción de encontrar pelucas buenas y asequibles, sin engañarte porque hay mucha gente que se aprovecha en este mercado, sino que en Free Style además me hicieron un acompañamiento que nunca había visto, un seguimiento. Desde el principio me dieron un servicio totalmente personalizado, logré encontrar una familia, tanto que en la actualidad he empezado un proyecto conjunto que trata de dar un seguimiento y visibilidad a la alopecia femenina. Con este apoyo y con más personas que estaban en mi vida, con muchas ganas, poco a poco lo fui aceptando y salí adelante.
En ocasiones, la vida nos tiene que dar lecciones para que tengamos un despertar. Hace un año mi padre murió de cáncer y ahí me di cuenta de que la vida no era lo que yo pensaba, sino que era mucho más. Es cuando comprendí que mi alopecia tenía que servir para algo, entonces decidí mostrarme tal y como era. Empecé a mostrarme en redes sociales, porque nunca había sido capaz de hacerlo. Lo contaba en pequeños grupos de personas cercanas, pero no me atrevía a mostrarme. Esta perdida tan grande en mi vida supuso un abrir, un despertar con un antes y un después, y a partir de ahí empecé a mostrarme para visibilizar la alopecia femenina, que no es una enfermedad, sino una característica. Nosotras podemos ser ejemplo de superación para muchas personas.
La alopecia femenina no tiene solución, la solución está en aceptarnos y ayudarnos de todos los complementos necesarios para vernos bien. Este proceso de aceptación sería más sencillo si en la sociedad estuviese visibilizada y normalizada la alopecia femenina, que pudiésemos decidir de manera libre y sin prejuicios si queremos salir un día a la calle calvas, y otro día con peluca. Cuando vemos a un hombre calvo nadie se queda mirándole, porque es algo normalizado y aceptado. Esta falta de visibilidad, una vez más, es como consecuencia de los estereotipos de género implantados en la sociedad y de todas las etiquetas asignadas a las mujeres sobre lo que debe de ser la feminidad. Hasta que no rompamos con estos roles en nuestra sociedad, el proceso de aceptación siempre va a suponer un duro impacto psicológico porque sientes que como mujer no encajas en lo normalizado y aceptado por la sociedad.
Sigue habiendo muchas estigmas como consecuencias de los estereotipos, porque cuando nos ven calvas la gente piensa que estamos enfermas y no hay cosa que nos de más rabia de que nos llamen enfermas, porque la alopecia es una característica no una enfermedad. No hay visibilidad ni se investiga, porque no interesa. Así que al menos que haya recursos económicos y psicológicos para apoyar el proceso de aceptación porque es una situación muy difícil que una niña de 14 ó 15 años pierda su pelo y no tenga dinero para comprarse una peluca o acudir a terapia psicológica para poder aceptarlo.
Por ello, me dirijo a los miembros del Senado para pedir que haya máxima visibilidad y que nos ayuden con recursos para terapias psicológicas y más facilidades para comprar pelucas, porque no todo el mundo puedo permitirse una terapia y pelucas, y esa falta de normalización en la sociedad hace que el impacto psicológico sea tan fuerte que haya muchas mujeres que vivan escondidas, y eso es perder años de vida.