Hola, soy Estefanía Román, tengo 42 años y llevo 15 meses con síntomas de Covid19. Todo empezó el 9 de marzo de 2020, cuando empecé a tener tos seca y dificultades respiratorias. A los tres días me dieron la baja por bronquitis y, después, al ver que los síntomas no remitían me diagnosticaron de Covid19 (sin ninguna PCR) y estuve aislada en mi casa todo el mes. Estuve todo el mes de marzo llamando al 061, pero con motivo del colapso no me podían atender. Tampoco me podía dirigir a urgencias por si mi caso se trataba de un positivo.  

En abril, tras un episodio fuerte de anginas, me hicieron una radiografía en la que salió inflamación pulmonar y, a partir de junio, vinieron nuevos síntomas: fatiga continua, sensación de ahogo, dolor de cabeza, aparición de sarpullidos...Desde el centro médico trataron mi caso como un cuadro de alergia, por lo que me mandaron un tratamiento antihistamínico. 

Después de un mes con todos estos síntomas, me remiten al hospital y, una vez allí, sin ningún tipo de prueba diagnóstica, consideran que no tengo Covid19. Tras la falta de diagnóstico y tratamiento, sigo empeorando y tengo que empezar a llevar una muleta por inflamación en las articulaciones y continuos mareos y vértigos. En septiembre vuelvo a tener una recaída, los síntomas se agravan y empiezo a tener problemas intestinales fuertes. Me hacen dos pruebas PCR que salen negativo. Decido acudir a una clínica privada y allí me hacen un estudio. Doy positivo en anticuerpos celulares, sin embargo, esto no sirve a la hora de ser considerada paciente Covid19. 

Llega noviembre y un fuerte dolor de cabeza me paraliza la mitad de la cara. En el hospital descartan que se trate de un ictus y me comunican que tengo inflamación de los nervios faciales. A partir de este momento, empezaron a hacerme un seguimiento neurológico y digestivo, sin ningún tratamiento eficaz y excluyendo la posibilidad de un diagnóstico de covid persistente. 

A día de hoy, todavía no me han realizado ninguna prueba diagnóstica. Todos los antibióticos que he ido tomando han sido porque contando a los diferentes médicos mis síntomas han deducido la patología que me afectaba. Tampoco tienen en cuenta la existencia del covid persistente, puesto que tras hacerme varias PCR que resultaron negativas ni siquiera contemplan que haya pasado el virus y que la carga vírica se haya acantonado en mi cuerpo. El pasado mes de mayo me hicieron una analítica inmunológica donde se observó que tenía infección e inflamación activa. En todo momento, se me han descartado infecciones de virus lentos y bacterias después de ver que los antibióticos no me funcionan, por lo que considero fundamental que el siguiente paso sea confirmar o descartar persistencia viral mediante pruebas de laboratorio diagnósticas.

Mis síntomas no cesan desde hace 15 meses, yo sigo insistiendo en que busquen el virus dentro de mi cuerpo, ya sea en plasma, en heces o mediante biopsias. Sin embargo, en ningún momento han invertido tiempo en hacer las pruebas específicas para localizar los restos víricos. Por este motivo, me dirijo a los políticos del Parlamento de Cataluña, para que contemplen la importancia de invertir más en investigación sobre el covid persistente. La mayoría de personas que sufren este virus de una forma aguda no vuelven a recuperar su estado anterior al 100%, por lo que me parece importantísimo que se empiecen a hacer pruebas diagnósticas que confirmen la existencia del SARS en nuestros organismos, y que llevemos un control y un tratamiento adecuado de nuestra enfermedad.