Pregunta para Senado

¿Podemos mejorar el acceso a productos sanitarios y educación sobre salud menstrual para mujeres con recursos escasos?

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Esther Riera Pregunta de Esther Riera

Mi nombre es Esther Riera, tengo la diplomatura en trabajo social y también tengo una especialidad en sexología. Mi trabajo siempre ha girado en torno al cambio social, buscando el bienestar de las personas y, por consecuencia, de las comunidades.

Dentro de mi carrera, me he topado con mujeres que se ponen en contacto conmigo, a través de mis redes, y valoran la concienciación de algunos temas que visibilizo en ellas y que a veces se dan por hecho. Yo también he podido descubrir algunos temas urgentes a través de las interacciones con estas mujeres, siendo uno de los que más me importa el de la salud menstrual.

Lastimosamente, la menstruación sigue siendo un tema ‘tabú’. A pesar de ser un proceso biológico natural que acompaña a las mujeres por unos 35 años, sigue siendo tratado con prejuicios que perpetúan estereotipos de género. Estos prejuicios señalan la menstruación como algo sucio y, por consecuencia, nosotras terminamos interiorizando muchos estigmas en torno a este tema.

Se trata de todo un problema que nos lleva a pensar que los productos sanitarios como compresas, tampones u otros, no son de primera necesidad cuando en realidad hay muchas mujeres que no tienen acceso a ellos. Por ejemplo, las niñas y adolescentes migrantes, que ya de por sí tienen limitaciones para tener una salud de calidad en España, tienen que escoger entre utilizar estos productos y poder llevarse comida a la boca. ¿Acaso no es esto violencia?

Se me ponen los pelos de punta de solo pensar en los recursos que tienen que usar estas niñas y mujeres. Ellas gestionan su menstruación con herramientas en ocasiones incorrectas o peligrosas que ponen en riesgo su salud, tratando de sobrevivir en una sociedad que muchas veces mira la menstruación con desprecio. A los estigmas y prejuicios se termina sumando la pobreza menstrual.

Es necesario que existan ayudas y que estos productos sean de fácil acceso y, por qué no, gratuito. También debemos empezar a concientizar para que en los lugares públicos también podamos contar con estos artículos y cualquier mujer pueda obtenerlos. Sin embargo, el primer paso, sobre todos, es empezar a derrotar el estigma que hay en contra de la menstruación.

Hoy, de la mano de Osoigo, quiero traer luces sobre este problema. La pobreza menstrual es también otra forma de violencia contra la mujer. En el momento en que entendamos eso, vamos a poder contar con una sociedad más empática y equitativa con nosotras.

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