Pregunta para Cortes Valencianas
Soy Eva y tengo Lipedema. ¿Cuándo cubrirá la Seguridad Social tratamientos como el drenaje linfático o las medias de compresión, para que podamos tratar nuestra enfermedad?



Mi nombre es Eva, tengo 35 años, resido en Elche y padezco Lipedema. Esta es una enfermedad crónica y degenerativa que se caracteriza por la alteración en la distribución de la grasa, que se acumula de forma anormal y asimétrica, sobre todo en las piernas. Mi historia es una de muchas, pero quiero contarla para dar visibilidad y reivindicar los derechos de las personas que padecemos Lipedema.
El Lipedema despertó en mi cuando era adolescente. Mi cuerpo empezó a cambiar, y veía que mis piernas empezaban a ser más grandes de lo normal, lo que provocaba una descompensación en mi cuerpo. Tenía 12 años y eso me causó un fuerte complejo: durante los veranos no quería salir ni ir a la piscina con mis amigos.
El dolor apareció cuando cumplí los 16 años. No podía caminar con normalidad, sentía como si llevara pesas en mis piernas. Debido a mi complejo, y a que la grasa del Lipedema había aumentado, dejé de comer y empecé a hacer mucho deporte. Sin embargo, la grasa del Lipedema es distinta a la convencional y por muchos esfuerzos que se haga no se reduce.
A los 20 años dejé de comer y padecí un desmayo a causa de ello. Al ver que eso no reducía el tamaño de mis piernas, empecé a hacer ejercicio, empeorando el estado del Lipedema y provocando aún más inflamación, aumentando el dolor. Me despertaba por las noches con calambres y dolor, y mis padres me daban masajes con aceite y baños de agua fría. El Lipedema me afectaba en mi día a día y tenía que prestar atención a ciertas cosas que la gente “normal” no hace. Por ejemplo, no podía comprar unos tejanos de mi talla porque el tobillo no podía entrar, y siempre he tenido que comprar ropa con la que no me sentía identificada.
Desde los 13 años he estado yendo a toda clase de médicos, siempre con esperanza de que puedan darte respuestas. Sin embargo, muchos me decían que tenía las piernas obesas o de elefante, y que me hiciera baños de agua fría. Después de muchos años entre médicos, no conseguí obtener ninguna respuesta.
Hace poco, encontré por internet el Lipedema, y una clínica en Madrid especializada en su tratamiento. Acudí allí y el médico me dijo que efectivamente era eso lo que padecía. Pude hacerme una intervención quirúrgica que “reseteó” mi enfermedad y me devolvió mi vida.
Considero que una de los aspectos primordiales para mejorar nuestra calidad de vida es el tener acceso a un diagnóstico y un médico que pueda tratarnos. Eso nos daría las pautas necesarias para poder controlar nuestra enfermedad. Mientras tanto, debemos de cuidarnos con una buena alimentación, haciendo deporte suave y con medias de compresión, pero sin poder tener pautados estos cuidados por un médico.
Uno de los tratamientos que más funcionan son los masajes de drenaje linfático. Estos no curan, pero ayudan a aliviar los síntomas y el dolor de la enfermedad y evitar que siga desarrollándose, mejorando notablemente nuestra calidad de vida. Sin embargo, estos se tienen que hacer en clínicas privadas y tienen un alto coste.
Con todo ello, considero que las personas que padecemos Lipedema, una enfermedad crónica que afecta a nuestro día a día, tenemos derecho a poder tratarla con facilidades por parte de la Sanidad Pública.
Por este motivo, siendo de Elche, me dirijo a los políticos de las Cortes Valencianas para que tengan en cuenta nuestro caso y garanticen tratamientos como el drenaje linfático o las medias de compresión, para que podamos tener una buena calidad de vida.