El 16 de agosto de 2020 nuestro hijo y hermano Nacho sufrió una brutal paliza que casi le cuesta la vida. Él solo intentó mediar cuando unos chicos empujaron a su amigo. Esa noche lo dejaron tirado en el monte tras apalearlo entre un gran grupo de jóvenes. Lo persiguieron a la salida de un pazo donde se celebraba una fiesta gritando “hijo de puta te vamos a matar”. 

Nacho echó a correr intentando escapar de las amenazas, pero siguieron persiguiéndolo hasta alcanzarlo en medio de un monte donde lo apalearon, el primer impacto le tumbó y ya no pudo volver a defenderse. Simplemente se mantuvo inconsciente en el suelo mientras que estos chicos le agredían hasta casi provocar su muerte. 

Lo dejaron tirado a su suerte. Gracias a la constancia de sus amigos lograron encontrar su cuerpo por el sonido del teléfono. Esa noche creíamos que lo perderíamos para siempre. 

Nacho tuvo que ser operado a causa de las graves lesiones que sufrió en la cabeza. Tuvieron que reconstruirle la órbita del ojo, por lo que perdió un 30% de visión, y le rompieron la mandíbula. Debido a esto solo puede abrir la boca dos dedos y ha perdido completamente la sensibilidad.

Los daños psicológicos todavía son peores, no es capaz de salir de casa, tiene terrores nocturnos recreando la agresión acompañados de ataques de ansiedad y parálisis del cuerpo. Además, Nacho necesita asistir a tratamiento psicológico y psiquiátrico semanalmente. 

Nunca se juzgó ni condenó a los agresores. Ellos siguen haciendo su vida mientras que nosotros sufrimos. Dos incluso llegaron a declarar, pero nadie hizo nada. 

Nacho ha pasado mucho tiempo callado, pero ahora quiere pronunciarse para que nadie vuelva a pasar por esto: 

“Este año prácticamente me lo he pasado en mi habitación, en mi “zona de confort” o intentando hacer cualquier actividad que me mantenga la mente ocupada, siempre y cuando fuera alejado de la sociedad ya que debido a mi hiper vigilancia, ansiedad y tensión no me permite estar entre la gente, y en todo un año no fui capaz de conseguir nada… 

Me veo en un pozo sin salida, solo veo oscuridad mientras los salvajes que me intentaron matar siguen disfrutando de su vida. Simplemente pido justicia para mí y por los que se han quedado por el camino”.

Queremos que esto llegue al Congreso de los Diputados y que de una vez por todas se haga justicia y se condene a los agresores de Nacho. Firma para ayudarnos a conseguirlo.

#JusticiaParaNacho