Soy víctima de violencia de género y madre de una niña pequeña. Con esta campaña, y desde mi propia experiencia, quiero denunciar la situación que nos encontramos muchas madres víctimas de violencia de género en los Puntos de Encuentro Familiar de la cuidad de Madrid. 

Estos centros, que deberían ser espacios de mediación y protección, se han convertido en lugares de maltrato psicológico hacia mujeres. No conozco ningún testimonio de una mujer que esté pasando por un proceso de intercambio de custodia de sus hijos con su ex agresor, y que no haya experimentado una situación de tortura psicológica por parte de alguno de los profesionales que, en lugar de ofrecer apoyo, se posicionan abiertamente a favor del maltratador, debido a que siguen protocolos anticuados e incorrectos a rajatabla. 

Niños que han sido víctimas de maltrato físico y psicológico por parte de sus padres deben seguir viéndolos debido a la imposición de un sistema que amenaza con encarcelar a las madres si se oponen, e incluso les quita la custodia. Algunos de los profesionales de estos centros, aunque conscientes de las lesiones y el sufrimiento de los menores, no hacen nada para evitar que continúen con estos intercambios. A pesar de que los niños muestran claros signos de trauma y ansiedad, se les obliga a convivir con sus agresores, mientras que a las madres se les somete a violencia institucional, actuando de manera fría y traumática.

En mi caso particular, el centro ubicado en La Plaza de La Remonta, actualmente trasladado a Cuatro Caminos, ha sido un espacio de violencia institucional hacia las madres víctimas de violencia de género. Además, también se ven numerosas situaciones de racismo hacia las madres y familias extranjeras, que sufren una doble discriminación.  Cada vez conozco a más mujeres que acuden a este Punto de Encuentro Familiar (PEF1) y a otros centros similares, compartiendo testimonios que revelan el sufrimiento psicológico causado por "padres" que previamente maltrataron a sus parejas y ahora continúan ejerciendo violencia contra sus hijos. En estos casos, los niños son víctimas de violencia vicaria, pero los servicios sociales y los PEF parecen desentenderse por completo del sufrimiento de los menores.

Es alarmante cómo niños con ansiedad y trauma, que expresan su rechazo hacia ver a sus padres, son arrancados literalmente de los brazos de sus madres y entregados a figuras paternas desconocidas. Los profesionales de los PEF, en su mayoría,  no actúan de manera alguna, a pesar de las alertas que los niños y las madres hacen sobre las situaciones de abuso. La indiferencia de los centros ante estos hechos resulta inaceptable y profundamente dolorosa.

Por ello, y con todo lo aquí expuesto, quiero dirigir esta petición a los representantes del Ayuntamiento de Madrid, para que, por favor, nos escuchen y tomen medidas reales que protejan a las madres víctimas de violencia de género y sus hij@s. 

Pido desde aquí la máxima difusión y apoyo a esta campaña. ¡Gracias!