Pregunta para Senado
Necesitamos más inversión para que el deporte adaptado para las personas con discapacidad visual sea accesible y visible para todos
Me llamo Felipe y en 2013 mi vida cambió por completo. Todo empezó cuando empecé a tener frecuentes dolores de cabeza y visión nublada: tras muchas pruebas médicas, una resonancia señaló el problema: tenía un tumor benigno en el nervio acústico y según el neurocirujano se había ido desarrollando y me estaba afectando a la audición. Los daños colaterales del tumor siguieron hasta dañar el nervio óptico.
Los médicos me fueron preparando para asimilar que iba a perder buena parte de mi visión y me operaron para extirparme el tumor. Fue muy duro asumir todo de este cambio y además se sumó la muerte de mi padre en la misma época. Actualmente tengo una visión prácticamente nula con el ojo derecho y con el izquierdo lo que llaman visión túnel. Se trata de una lesión que no es degenerativa y no tiene porque ir a más.
Con el paso del tiempo he ido asumiendo y adaptándome a mi nueva situación, no me gusta llamarlo discapacidad porque soy consciente de mis límites pero intento superarme y llevar una vida lo más normal y completa posible.
Me he propuesto vivir una vida independiente aún con mi situación, me han preguntado miles de veces porque sigo viajando a pesar de tener baja visión y no me canso de explicarlo: me encanta viajar y no podría vivir sin perderme por el mundo. Con mi bastón he viajado por países como Uzbekistán, Irán o Namibia y voy documentando mis trayectos a través de mi cuenta de Instagram: @condoscojonesyunbaston, el nombre lo dice todo de mi actitud ante la vida. Más que un lema es también mi forma de afrontar la adversidad.
Las personas con discapacidad visual queremos seguir teniendo una vida plena, contamos con la ayuda de fundaciones como la ONCE que nos ayuda a adaptarnos a un mundo desde una perspectiva de la baja visión pero también necesitamos que la sociedad tenga conciencia de realidades como la nuestra. Desde la empatía de todo, tendremos más fácil hacer cosas como cruzar la calle sin miedo a ser atropellados o viajar solos por el mundo sin miedo. Tener una discapacidad no es ser menos, podemos ser igual de capaces y valientes que cualquier persona.
Otra de mis pasiones es el deporte, he tenido la oportunidad de ser regatista en el Club Andaluz de Vela Adaptada (Málaga) y pudimos competir en la Copa del Rey de Vela en una embarcación de tripulación mixta (personas con y sin discapacidad en el mismo equipo) y fue una gran experiencia.
El deporte adaptado para las personas con discapacidad es una vía de escape y una oportunidad de crecimiento personal e incluso profesional para muchos de nosotros pero sigue siendo el “hermano pequeño” cuando hablamos de recursos y financiación. Lo habitual es tener que luchar mucho para conseguir patrocinadores que costeen todo y por eso quiero llamar la atención desde estas líneas para que se aumente la financiación del deporte adaptado. Ni siquiera los deportistas paralímpicos profesionales tienen todo lo que se merecen y necesitan para competir y luchar por traer medallas en nuestro país.
Por eso quiero lanzar esta propuesta para que los grupos políticos del Senado nos digan cuál es el presupuesto destinado a fomentar el deporte adaptado y se comprometan a aumentar la inversión y el fomento de estas disciplinas que nos ayudan a todos a superar nuestros límites. ¡Firma y comparte para conseguir respuestas!