Antes de nada, creo que partes de una premisa errónea. Cuando hablamos de derechos no podemos caer en la trampa de respetarlos o no dependiendo del dinero disponible.

La lógica debería ser la contraria: el debate podría partir de qué  prestaciones creemos que debe garantizar el Estado y después ya nos planteamos cómo conseguimos los medios y los recursos para que la ciudadanía pueda acceder a ellas. Y en este caso, creo firmemente que debe ser la sanidad pública la que cubra unas operaciones que antes se realizaban de forma clandestina y podían ocasionar graves problemas de salud.

Finalmente y aunque parezca evidente, no está de más recordar que la causa de las listas de espera no es de las Cirugías de Reasignación de Sexo, sino de los recortes en la sanidad pública que tienen como objetivo degradar el servicio para poder tener excusas para privatizarlo y darle un suculento negocio a los amigos del poder (esto ya lo hemos vivido en la sanidad valenciana).