Pregunta para Parlamento de Galicia
¿Cuándo se van a invertir más recursos en tratar las enfermedades relacionadas con la alimentación y la salud mental?
Hola, me llamo Gaëlle Charvin, tengo 26 años y estoy luchando contra la anorexia nerviosa desde hace tres años. Aunque en la adolescencia ya tenía complejos y cierta fijación con el peso, no fue hasta los 20 años cuando empecé a restringir ciertos tipos de alimentos porque engordaban y comencé a hacer actividad física, pero no por gusto, sino por una obligación que me había impuesto para conseguir adelgazar.
Siempre decía "cuando llegue a 54 me llega", pero no fue suficiente, me puse otro objetivo "cuando llegue a 50 ya paro", pero no era suficiente,así que, de nuevo, me propuse llegar a los 48 kilos y obviamente,tampoco fue satisfactoria ni suficiente y ya pasé a no poner límites únicamente bajaba de peso y nunca era suficiente. El problema no es el físico, es todo lo que te causa ese malestar como la rabia,el odio,el miedo,la inseguridad, el control...
Yo padezco gastritis y colon irritable desde hace 7 años y me dijeron que tenía que hacer una dieta sin proteína para que el intestino no trabajase tanto, pero, con el tiempo, más y más alimentos me hacían "daño" y sin darme cuenta utilizaba estas dolencias como excusas para pensar que los alimentos me iban a sentar mal y mi entorno me creía.
Poco a poco mis restricciones alimentarias se fueron agravando y, hace justo tres años, tras un episodio personal que me descolocó, empezaron las purgas "solo una vez”, decía. "Lo tengo controlado” o “lo puedo parar cuando quiera". Cada vez que comía algo que no era saludable o que me pegaba un atracón de comida vomitaba, hasta el punto de purgarme. Este fue el síntoma que hizo saltar mis alertas, sin embargo, no me atrevía a pedir ayuda, por vergüenza, por darme cuenta que no puedo solucionarlo yo sola, porque significaba ser débil, un fracaso. Quise intentar salir yo sola del pozo en el que me estaba metiendo, pero me fui ahogando cada vez más y más.
El año pasado, la cuarentena agravó mi enfermedad y me obsesioné todavía más con la comida y con el deporte, hasta que un día no pude moverme de la cama... Había tocado fondo y gracias a mi psicóloga, a la que ya iba antes por otros asuntos personales, descubrí que padecía anorexia y en mi casa me apoyaron para hacer todo lo posible y conseguir curarme. El problema de la anorexia es que la mayoría de gente se da cuenta de que la padece cuando su estado es muy avanzado, porque siempre pensamos "a mi eso no me afecta, yo eso no lo tengo, ¿Cómo voy a estar yo tan enferma?".
El pasado mes de abril, salí del hospital después de un largo periodo en estado crítico, ya que llegué a pesar 38 kg (midiendo 1,71 cm), ingresé porque quise, porque deseaba salir de este pozo.
A lo largo de todo el proceso me he aislado de mi entorno, de mis amigos y de mi familia. Ahora, tengo prohibido el deporte, no puedo cocinar yo misma, no puedo pensar siquiera en qué ponerme porque me crea ansiedad, no puedo trabajar y todavía sigo en proceso de volver a llevar a cabo una vida normal para una chica de 26 años. Sigo en un proceso largo y duro para intentar ser yo, ser feliz y recuperar mi vida.
Como me he sentido tan sola y desamparada en estos últimos seis años, y a día de hoy cuento con mucha fuerza y valentía por recuperarme y ayudar, he lanzado una iniciativa para dar visibilidad y apoyo a las personas que padecen algún Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA).
Mi futuro proyecto consiste en conseguir un espacio donde todos los que tengamos TCA nos sintamos escuchados y apoyados. Colaborar con terapeutas, psicólogos, psiquiátras, ofrecer charlas de casos reales, tanto en dicho espacio como en eventos, colegios y en institutos. Es necesario que se apoye este tipo de causas porque lo primero que hay que remediar a la hora de conseguir avanzar hacia la cura es el desamparo que sentimos todos los que padecemos una enfermedad de esta índole. Todas las actividades que vamos a desarrollar como colectivo van a ser gratuitas, ya que muchas de las personas que padecen algún tipo de TCA no pueden permitirse pagar tratamientos privados o aportar dinero en las asociaciones destinadas a esto.
Porque esto es una lucha individual, pero una batalla conjunta, llena de apoyos y ánimos. Somos valientes guerrer@s pero de cristal.
Por estos motivos, a parte de dar visibilidad a este proyecto tan importante para mí y para todos los afectados por trastornos alimentarios, también me gustaría pedir a los políticos del Parlamento de Galicia que inviertan más recursos en tratar las enfermedades relacionadas con la alimentación y la salud mental. No es normal que en toda la comunidad autónoma exista únicamente un centro psiquiátrico para tratar los TCA y que este no tenga espacio/camas suficientes para abordar todos los casos graves. Tampoco se destina lo suficiente para subvencionar las tareas que llevan a cabo las asociaciones a las que asistimos y es por esto por lo que escasean. Por último, me gustaría mandar un mensaje de ánimo a todas las personas que están pasando por lo mismo que yo, los casos que creen que jamás se recuperarán y se recuperarán, y a todas aquellas que creen que lo pueden estar sufriendo les animo a que se pongan en contacto conmigo porque lo he pasado, lo sufro actualmente y superaré, o con cualquier profesional que pueda atender su caso como es debido.